• 2 •

25 5 2
                                    

Me dirijo a la cocina en busca de Tini mi nana, es como una madre para mi siempre se ha encargado de la casa mientras mis padres no están y ella me dará lo que necesito para esta Puta resaca.

- Tini...Tiniiiiiiiiii - aparece por arte de magia con un tazón de sopa y dos pastillas de Alka-Seltzer.

- Le he dicho que no tiene que gritar, las damas no gritan.

- !Me voy a morirrr!– si hubiera podido me hubiera arrancado la cabeza.

- Pues ya se lo pensará dos veces antes de beber otra vez -me da una palmadita y sale de la cocina.

De repente me empiezo a reír sola, me da gracia que con estas pintas que llevo y todo el vodka que me bebí anoche Tini aún me considere una dama...

Viernes, ese día que los mortales como yo esperamos con ansias para salir a bailar, beber y aguantar hasta el amanecer. Pero ese no iba ser mi caso, mi cuerpo está tan agotado que he optado por quedarme en mi cama viendo pequeñas mentirosas imaginando que viene caleb y me besa.
Tres horas después tengo mucha hambre ¿lo malo? Que tengo que salir de la comodidad de mi habitación. Cojo mi móvil y pido una pizza de peperoni con bordes de queso, ya que tengo que levantarme de mi cama que sea por una buena razón.

Ya con mi pizza de domino's en mi mano subo corriendo y me siento en la alfombra y le doy al play.

No sé en qué momento me quedé dormida pero si algo me ponía de mal humor era que me despertaran.
Me asomo por la ventana y las paredes de mi cuarto retumban como si fueran a caerse del ruido por la música tan alta, me toma unos segundos darme cuenta que viene de la casa de Él.

No me lo pienso dos veces y me pongo mis pantuflas de peluche rosadas y bajo como alma que lleva al diablo cruzo el patio que nos separa hasta la piscina, cuatro años después no sé por qué no han reparado la valla pero en estos momentos es lo que menos me interesa.

Al pasar siento un nudo en el estómago, aún recuerdo a Nathaniel anoche y es suficiente para que mi pulso comience a acelerarse.

Hay tanta gente que no se puede ni caminar. Sonreí al ver que todo estaba igual a como lo recordaba.

– Oye tú! Has visto a Nathaniel.

– ¿Qué? No sé quién es ese– se ríe con el amigo – Pero yo puedo llamarme como quieras guapa.

!Estupido!

Sigo mirando y de repente Ethan sale de la piscina con el agua cayéndole del pelo y su torso perfectamente marcado, casi como si saliera de un comercial.

-!Heyy! Acaparadora llegaste.

Ya entiendo por qué más de una no se le resiste... y tampoco las culpo.

- ¡Violet! Pasa estamos todos en la piscina. Pensé que no vendrías esta vez– RM aparece solamente con un short playero así que puedo ver su tatuaje en forma de conejo Playboy junto con un corazón roto en su cadera izquierda. Sin contar que básicamente podría lavar toda mi ropa sobre ese abdomen perfectamente tallado.

– En realidad yo tampoco...Emmm ayer me ha encantado volver a veros chicos, de verdad que sí pero he venido por otro asunto hoy.

Tranquila ya tendremos tiempo– Rm me guiña un ojo– Está en la cocina.

Me abro paso y como puedo entro a la casa que ya se me hace familiar.

!Enfocate violet no puedes cagarla de nuevo!

- ¿Tienes algún problema?–  Respiró profundo y entro. Veo cómo sé sorprende al encontrármelo comiendo un sándwich en la cocina.

Violet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora