4.- Conociendo más de ti

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El sueño abrumador me despertó, una pesadilla que me perló la mayor parte de la cara de un sudor frío y que me obligó a abrir los ojos casi tan precipitadamente como me paré. El horrible accidente que mis padres habían tenido se había proyectado esa noche en mis sueños. Miré el reloj, aún con los nervios de punta. Eran las siete con cuarenta y dos minutos; suspiré y me levanté de la cama, había dormido con la misma ropa con la que había llegado, así que me despabilé y me levanté de la cama para ir a darme una ducha; tenía que despejarme de alguna forma. Luego de una refrescante lavada, salí a la cocina, Ino aún no despertaba; así que me dio tiempo para prepararle el desayuno.

Cociné un par de huevos fritos y unas salchichas con un pedazo de tocino, luego preparé un jugo de naranja; espero que me haya quedado bien, no soy muy buena para las cosas de cocina.

-¡Mmmm! ¿Qué es eso que huele tan delicioso?- salió de su habitación directo hacia la cocina y luego sonrió.

-Quise prepararte el desayuno.- le puse el plato en el pretil.

-Qué lindo de tu parte, Sakura. Pero ambas sabemos que eres dos manos izquierdas para la cocina.- me responde con tono de burla.

-¡Hey!- le di un ligero golpe en el hombro.- Tú sólo deléitate.

Ino ríe ante mi respuesta, y me abraza.- Es maravilloso tenerte aquí.- ambas reímos y luego nos pusimos a ingerir todo lo que había salido del sartén.

-¿Qué planes tienes para hoy?- me preguntó.

-Creí que tú ibas a hacer mi agenda de este día.- dije, confundida. La grande sonrisa de la que ella era dueña se expandió.

-Sólo quise asegurarme de que no la hayas olvidado.- rio de nuevo.- Te llevaré por las mejores tiendas de ropa que jamás hayas visto.- la emoción saltó a sus ojos.

-Genial.- musité. Ropa. No era una adicta de la moda o algo por el estilo, por lo tanto nunca me emocionaba tanto ir a las tiendas de ropas; pero a Ino toda la vida le ha gustado ir por las vitrinas y admirar los diferentes atuendos que te exhiben los maniquís. Cada vez que íbamos a alguna tienda, era ella la que terminaba con más de cinco bolsas en la mano.

Después de comernos el desayuno que había cocinado, el cual me había salido exquisito, fuimos a las calles de Venecia a ver las distintas de ropa.

Hacía frío, un gélido aire vagabundeaba por la atmósfera mientras mi mejor amiga y yo caminábamos por sus calles.

-¿Cómo pasó lo de Sasori? Eso jamás lo super.- dijo y le miré extrañada.- Quiero decir, que nunca supe cómo lo olvidaste.

-Oh, bueno, simplemente decidí superarlo y ya.- me encogí de hombros y me quedé mirando a través de una vitrina un hermoso saco café. El reflejo de Ino se dibujó a mi lado en el vidrio y una repentina curiosidad vino a mí como una ola de mar.

-Dime Ino, ¿cómo conociste a Sasuke?- musité sin mirar el rostro de ella y fingiendo que observaba detenidamente el bello saco del aparador, nerviosa. Algo definitivamente raro.

La rubia se sonrojó y me pegó en el hombro, Ino podía llegar a ser muy salvaje y violenta.

-¡Ay, Sakura! Qué vergüenza.- dice Ino mientras lleva sus manos a sus mejillas, para aplacar su sonrojo.

-Cerda...- suspiré con un poco de rabia, qué se le iba a hacer; mi mejor amiga es así y la quiero tal cual es.

Ino se calmó un poco y me empezó a relatar su "hermoso encuentro amoroso".

-En un café, un día lluvioso.- suspiró como si de pronto volviera a ver el recuerdo nítido en su mente y se perdiera en él, entonces la miré.- No sé si te has dado cuenta que Sasuke puede llegar a ser muy frío, ¿no?- Asentí y ella rio.- Pues la situación es que Sasuke estaba en un pequeño pleito con la señora Uzumaki, la Sra. del apartamento.- una vez más asentí.- Bueno, ella igual atiende un café aquí en Venecia y mientras vi esa pequeña discusión interferí para sacar a Sasuke de ese aprieto.- sonríe.- Le hablé y él sólo hizo su típico bufido, sin embargo lo sentí como si fuera un gracias...una cosa llevó a la otra hasta que quedábamos para juntarse a conversar cualquier trivialidad. Me contó que era de Canadá, que allí había nacido y que había venido a Venecia por lo mismo que yo: olvidar amores del pasado, sin embargo hasta la fecha no me ha dicho qué fue lo que le pasó...

-Suena bien, Ino.- le sonreí.

-Me siento como en un cuento.- sonrió también.- ¡Dios! ¡Estoy tan feliz!- me abrazó, completamente llena de emoción; cosa que siempre hacía cuando estaba así.

-¿Cuántos años tiene?- pregunté, retirándome de su abrazo.

-Veintitrés.

-No hay mucha diferencia, tú tienes veintiuno.- dije, aliviada.

-¿Sabes qué nos dicen?- comentó, animada.

-¿Qué?

-Que somos la pareja perfecta. Que los dos estamos hechos a la medida. Que nacimos para estar juntos.- suspiró de alegría y se puso el pelo hacia atrás. Estaba feliz, pero algo dentro, muy dentro de mí, se removía incómodo y desesperado; como una pequeña inner Sakura la cual parecía una fierecilla enjaulada en los más oscuro de mi interior, sin embargo, estaba deseosa de salir.

-Me alegro mucho por ti.- le sonreí honestamente, a pesar de todo sí me sentía feliz por Ino.

-¡Ya sé! Podríamos salir todos alguna vez, así te presento con Sai.- comentó.

-¿Todos?

-Sí, Sasuke, tú, Sai y yo.

-¿Quién es Sai?- inquirí, medio confundida. Había escuchado ese nombre cuando Sasuke le había devuelto el CD a Ino.

-Su primo, bueno, son amigos desde hace mucho tiempo, y creo que su padre...era amigo, primo...no sé, pero todos lo conocemos como que son primos.- eso explicaba muchas cosas.

-Oh.- musité.- Me encantaría.- sonreí, amable.

-Le diré a Sasuke para que organicemos todo.- me abrazó con efusividad, dando brinquitos como niña pequeña. Así era Ino; espontánea, amable y muy explosiva.

-Oye.- le hablé con diversión, pero Ino no me quería soltar.- Oye, ¡cerda!- le grité de buena forma.

Ino no dejaba de reír y me abrazaba mucho más fuerte, sí que estaba feliz.- ¿Qué pasa frente de marquesina?- me responde con diversión, esta vez soltándome.

Sonreí con reproche pero luego reí.- Estaba pensando en ir a visitar el puente de los suspiros, es bastante famoso y no puedo irme sin siquiera darle un ojo, ¿no?- bromeé.- Además quiero hacer fotografías.

-Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir ahí? No es la gran cosa.- dijo.- Más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.

-Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces.- me encogí de hombros. Yo siempre quería encontrar la verdadera belleza en los paisajes poco concurridos, no los que son más famosos y llaman a la gente.

-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.

-¿Al qué? ¿Ino, te molestaría hablarme en español.- Ella rio.

-Al Palacio del Duque.

-Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros.- Puso los ojos como platos.

-Está bien, tranquila.- suspiró.- Te llevaré mañana.

-Gracias Ino, eres la mejor.- y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento, Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

Las dos nos encontrábamos sentadas en el sofá y ninguna de las dos dio indicios de levantarse para abrir; sin embargo, me di cuenta de que Ino salió disparada a abrir.

-¡Sasuke!- anunció jovialmente la rubia dando grandes zancadas hacia la puerta. Inner Sakura se movió inquieta.

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SasuSaku |Manual de lo prohibido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora