21.- Simplemente no puedo olvidarme de ti

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El chilido del tocino sobre la cazuela caliente tronaba en mis oídos y el aroma que éste desprendía hacía que mis tripas se quejaran de hambre. Apenas había conseguido sobrevivir ayer, tenía que admitir que me dolía bastante el corazón verlos reír y abrazarse, y ni hablar de cómo se me partía el corazón cuando se besaban.

Serví el tocino sobre el plato amarillo en donde ya estaban un par de huevos revueltos, me senté a comerlos, tratando de no traer a mi mente los recuerdos de ayer, porque dolía, de verdad dolía.

Cuando terminé de comer, lavé mi plato y salí del departamento; hoy tenía que ir con Hinata a contarle todo, porque aunque yo le llevara algunos años de diferencia, ella era increíblemente madura, su manera de pensar me fascinaba y me dejaba sorprendida, y yo le tenía la confianza suficiente como para ir y contarle mi secreto inconfesable.

La saludé en cuento la vi, su blusa amarilla fue lo primero que capté en la oscuridad del laboratorio antiguo, pero luego su cara de ángel atrajo mi atención.

-Me tienes abandonada.- me dijo, bromeando.

-Lo sé, lo siento.

-¿Trajiste material de nuevo?- me sonrió, entusiasmada.

-No, en realidad no traigo fotos ahora.- vacilé.- La verdad tengo algo que contarte.

Hinata se sonrojó un poco y titubeó antes de hablar.- ¿N-Naruto-kun preguntó por mí?- sus ojos destellaron de encanto.

Reí.

-No, la última vez, pero sí lo hace frecuentemente.

-Oh...-musitó.

-Vayamos a tomar café, ¿quieres?

-Claro.- aceptó.

Salimos y recorrimos algunas calles, hasta que nos sentamos en un café cercano.

-Bueno, dime...me da curiosidad, Sakura-san.- dice Hinata.

Sonreí nerviosa y la expresión me cambió al instante.

-¿Por qué esa cara?- me preguntó, preocupada.

Pensé cómo decírselo, sin tantos rodeos, era la mejor opción, así que hablé rápido y sin tropiezos.

-Estoy enamorada del novio de mi mejor amiga.- dije, atropellando las palabras.

-¡Q-qué dices! ¡Oh!- Hinata se tapó la boca con las manos y se sonrojó fuertemente.- Sakura-san....- su bello semblante de ángel grácilmente maquillado se puso atento, inclinándose hacia adelante un poco.- Tengo bastante tiempo, cuéntame lo que quieras.

Me la quedé mirando, sorprendida y divertida por su reacción. Ella interpretó perfectamente mi silencio.

-Oh, lo siento.- dijo, tranquilizándose y volvió a recargarse en el respaldo en la silla.

Le conté la historia desde el principio, el tiempo nos sobrara a ambas y, desahogarme con Hinata me resultó más sencillo de lo que esperaba. Ella era mujer, me entendía y me comprendía más de lo que hubiera podido hacer Naruto o Sai. En el transcurso de la charla, la veía hacer expresiones de sorpresa y otras de que estaba sumamente atenta; todo eso me recordó a Naruto; ambos tenían un rostro expresivo pero de ángel.

Cuando terminé de contarle, el silencio que guardó me hizo sentir nerviosa y comencé  a enrollar mis dedos entre el blanco mantel de la pequeña mesa redonda.

-Es el chico de las fotos, ¿no?- preguntó, tímida.

-Sí.

-Lo sabía.- dijo y sonrió con autosuficiencia.

SasuSaku |Manual de lo prohibido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora