12.- Conexión

364 38 5
                                    

No llevaba la cuenta de los días en un calendario, pero eran más de tres semanas las que había pasado desde que yo había llegado a Venecia, y con ello; la amistad crecía por varios caminos.

Sai, se había vuelto un gran amigo con el cual confiar. Había muchísima confianza, debido a que yo era la única persona que había descubierto su secreto y ahora, contarnos cosas era parte de una plática casual entre ambos. Era bastante atento y siempre me preguntaba por Ino. Algunas veces me sacaba mucho de quicio porque Sai era muy sincero para su cosas.

Con Naruto, era distinto; se convirtió en un gran pilar en mi vida. Se había vuelto una persona comprensible y amable conmigo, incluso, cuando lo invité a salir yo, se mostró emocionado y dispuesto; ahora nos veíamos para tomar un café cada vez que queríamos, o sino, simplemente nos poníamos a platicar en el pasillo antes de entrar a nuestros respectivos departamentos. Estar con el rubio era muy divertido, y me sacaba del pequeño dolor que siento en el pecho cada vez que veía a Ino y Sasuke juntos. Quiero mucho a Naruto.

Hinata era otra de las personas con las que había logrado una bellísima amistad en menos de una semana; su simplicidad y tranquilidad habían sido fundamentales para ello. Era muy tímida, pero a la vez simpática. Siempre nos veíamos ya que yo tomé por costumbre ir al negocio de su familia a revelar fotografías. Tenía apenas dieciocho años, pero su mente era tan madura que parecía incluso mayor que yo.

Sasuke, ese era un caso distinto a todos. Él se había vuelto un gran amigo, el tiempo que compartíamos juntos era mucho más grande que el de cualquier otro, debido a que cada noche a las siete tocaba el timbre y pasábamos horas conversando, y a veces jugábamos con la baraja de cartas de Ino que conservaba de su padre.

Sí, la amistad entre él y yo crecía cada vez más; pero junto a ello, crecía también una extraña sensación cálida en mi estómago y un entusiasmo palpable al oír sonar el timbre cada noche. Pero sólo hasta que llegaba Ino, porque luego, la fierecilla se apoderaba de mí y podía sentirla en mi fuero interno perfectamente disgustada, ella quería más tiempo con Sasuke. Todo aquello empezó a darme cierto temor, estaba empezando a experimentar sensaciones bastante extrañas, al menos las denominaba así porque no tenían que pertenecerle al novio de mi mejor amiga.

Miré el reloj en forma de gato prendía de la pared cercana a la cocina, eran las cuatro y media de la tarde. Tomé mi morral y me dirigí al estudio de fotografía de los Hyuga, para que Hinata me ayudara con las fotos, como siempre. Al salir me encontré con Naruto, quien al instante regaló una bonita sonrisa.

-¿Vas a algún lado?- me preguntó.

-Sí, al laboratorio de los Hyuga

-Oh, ¿quieres que te acompañe?- se ofreció con una de esas sonrisas de sol que siempre me regala.

-Me encantaría.- le sonreí.

Así, salimos hasta allá. Naruto era inteligente y la verdad es que bastante apuesto también. Ino me había mencionado varias veces que era muy obvio que yo le atraía a él; sin embargo, era como si mis ojos hayan quedados cegados por un meteoro, y ya no pudieran ver las estrellas. En este caso, Sasuke sería el meteoro y Naruto la estrella.

Cuando llegamos, Hinata tardó en salir; estaba peleando con la máquina de impresión de una forma muy tierna, de nuevo.

-¡Espera sólo un momento, Sakura!- gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír. Pobre de ella, esa máquina le sacaba canas.

Naruto permaneció tranquilo, observando las cosas en el local, como un niño pequeño. Hasta que por fin apareció Hinata detrás del mostrador.

-Listo.- me sonrió con esa sonrisa tímida.

SasuSaku |Manual de lo prohibido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora