31.- Decisión

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Abrí mis ojos abruptamente, como si acababa de despertar de una pesadilla, y lo primero que sentí fue un dolor tremendo en mi sien; pensaba que mi cabeza iba a estar. Por primera vez estaba experimentando una resaca, y no era algo de lo que me sentía orgullosa. Tenía un recuerdo vano del día anterior y entre más me esforzaba en ordenar el desorden en mi cabeza, más me dolía.

El bar, el espejo, Sasuke, su Hybrid, el beso...¡Ino! Tan pronto como le encontré el sentido a esas palabras, el recuerdo llegó a mi mente. Me levanté sobresaltada y visualicé después de unos segundos una habitación...claro, me encontraba en la pieza de Sasuke, él me trajo a su casa cuando me encontraba en estado de embriaguez.

Me dirigí al baño que estaba en la habitación para poder despejarme de una vez por todas y me di cuenta que la cama estaba deshecha pero yo estaba segura de que anoche me había derrumbado sobre el piso del baño y no sobre la cama. Lamentablemente, nada había sido una pesadilla, como yo lo hubiese deseado, pero todo era real y aquellos labios rosados, rellenos, suaves y ahora con sabor a menta y chocolate, habían sido míos anoche, por un minuto.

Traté de buscar un reloj y encontré uno pequeño sobre el escritorio, eran las doce treinta y cinco del medio día y la cabeza no me dejaba de doler. Una vez que llegué al baño lavé mi cara con mucho ímpetu. Traté de acomodarme los cabellos soltando mi pelo completamente. Luego de que me vi con un aspecto mejor, decidí que tenía que salir corriendo de esta casa. Esperaba y cruzaba los dedos porque Sasuke no estuviera, así, saldría sin que él se diera cuenta y ...me iría.

Tomé mi morral que se encontraba en una silla cercana y me lo crucé sobre el pecho. Me armé de valor y giré la perilla de la puerta, abriéndola. Salí con la mirada baja y al instante de que me encontré fuera de la habitación, la levanté, encandilada horrorosamente por la clara luz del medio día.

Sasuke me miraba, sentado en una de las sillas que tenía cerca de la mesa. Allí otra espina a mi corazón. Ambos nos miramos por un largo rato, como si nos comunicáramos con los ojos. Aquello no pudo haberse interpretado como un "Te odio" doloroso y afrentoso o como el "Te amo" más honesto de la historia.

Tan solo respirar me dolía, así que bajé la mirada y me dirigí a lo que parecía la puerta de salida. Apresuré mis pasos pero parecía como si mis pies no se abrieran tanto en cada paso.

-Sakura.- su voz tan hermosa y profunda me hizo detenerme aunque la razón me gritaba despavorida que saliera corriendo ya.

Me quedé de espaldas a él, a tan solo un par de pasos de la puerta, pero sin moverme.

-¿Recuerdas algo de anoche?- se notaba tranquilo y ni se inmutaba, no entiendo cómo es que su postura era imperturbable. Cada una de sus palabras se convertían en estacas en mi corazón.

-Si no recordara no estaría huyendo.- farfullé e intenté llegar hasta la puerta otra vez.

-Espera...-inconscientemente su voz me hico detenerme de nuevo, con mi mano sobre la perilla. Sentía los ojos inundados de lágrimas, a puntos de salir.- Necesito hacerte una pregunta.

-Hoy no estamos jugando a las diez preguntas.- musité, con voz temblorosa.

-Sólo escúchame.- dijo. Me quedé en silencio, esperando que la hiciera, pero no me giré.

Oí que se levantó de la silla y caminó hasta colocarse detrás de mí.

-¿Por qué me besaste?- inquirió y las lágrimas cayeron decididas empapando mis mejillas.

Me giré y verle tan cerca hizo que mi fuero interno se tambaleara.

-Porque estaba borracha, y en ese estado una comete estupideces de todo tipo.- dije, arrastrando las palabras, mi garganta estaba apretada.

SasuSaku |Manual de lo prohibido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora