Las lágrimas no se cansaban de salir y parecía como si nunca se acabaran, esto no debió haber terminado así, ni siquiera debió tener comienzo.
Me quedé inmóvil durante un par de minutos y luego, miré a mi al rededor, ya no volvería a ver a Sai y no había tenido la oportunidad de decirle adiós; busqué con la mirada algún cuadernillo y divisé una hoja encima de su escritorio, tomé un bolígrafo y garabateé sobre el papel en trazos largos:
Me lo dijiste, lo sé. Disculpa todo el daño que hice, que le hice a ella. Era lo que menos hubiera querido que pasara. Agradezco todo lo que hiciste por mí, gracias por entenderme. Fuiste un buen amigo, y no te olvidaré.
Perdóname.
Lo dejé sobre su cama y luego, con un nuevo dolor en el pecho, salí de aquella habitación. Me deslicé en como ánima en pena escaleras abajo y bajé a la sala para abrir la puerta e irme, la madre de Sai ni siquiera daba rastro alguno.
Salí por la puerta y el corazón se me encogió de angustia, una vez más. ¿Cómo iría de nuevo hasta el departamento? Sai se había ido con Ino y yo, difícilmente recordaba el camino. A pie haría más de treinta minutos, si es que llegaba.
Era el colmo de mis desgracias.
Comencé a caminar, dejando atrás la bonita casa blanca en la que antes había estado. Esperaba que Ino se encontrara bien, en el sentido de que estuviera segura con Sai. Sabía que yo la había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.
Caminando las calles de Venecia, me topé con una mujer que era inconfundible para mi, será por su actitud tan explosiva o por su cabello rojo, pero la mamá de Naruto se encontraba en la terraza de su Café.
Quise hacer el menos contacto visual posible, pero ella me vio; vio mis ojos rojos, el enrojecimiento de mi mejilla y seguramente unos ánimos que llegaban hasta los suelos.
-¡La amiga de Naruto!- escuché decirle a la mujer, mientras se acercaba a mí, yo me limpié los rastros de lágrimas.- ¿Estás bien?
Mantuve mi mirada baja, avergonzada y negué con la cabeza.
-¿Quieres una taza de café?- me ofreció, apuntando con su cabeza hacia su local.
-Tengo que irme, se me hace tarde. Gracias de todos modos.- musité e intenté dar el primer paso.
-Antes de que te vayas.- dijo.- Quisiera decirte algo.- me detuve y giré sobre mis talones, despacio la miré.- No creas que soy una chismosa, pero pude escuchar tu conversación con mi hijo ayer.
Me quedé helada, no era como si me importara que supiera, pero una vergüenza me recorrió todo el rostro.
Sus facciones ahora se veían más calmadas, eran dulces como el de toda una madre, tenía un tono rosado en las mejillas, como un durazno. Su cabello liso y rojo no tenía nada que ver con el puntiagudo de Naruto.
-La traición es algo muy fuerte.- musitó, acercándose y la miré con ojos asustados; me sentí más avergonzada que antes, bajé la mirada.
-Lo que quiero decirte.- me levantó el mentón, con delicadeza.- Es que la traición puede llegar a ser muy dura, muy profunda, viniendo de una persona a la que se quiere. Pero, más allá, el amor es más profundo y fuerte.
Me le quedé mirando, confundida, ¿qué era lo que me estaba diciendo? Sollocé.
-Cariño.- ella vio la confusión en mi rostro, tan palpable como mis lágrimas.- ¿Tú amas al Uchiha, no?- se me paró el corazón, pero antes de que pudiera contestarle, ella siguió hablando.- Ino es una muy buena chica , trabajadora, educada, bonita; siento que llegó a suavizar un poco la actitud fría de ese chico. Pero no se trata de lo que me guste a mi o al resto de la sociedad, se trata de la felicidad de él. Todos cometemos errores, pero siempre recuerda que el amor tiene mucha más fuerza que cualquier otro poder en el mundo y al final de cuentas, aquellos errores, son los peldaños de una escalera que nos lleva a nuestro destino.
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SasuSaku |Manual de lo prohibido|
Fanfiction⚠️Adaptación de la obra original "Manual de lo prohibido"⚠️ Todos los derechos a JalyHg. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que más aborrecía y rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es...