8.- Cuida tus acciones

360 46 1
                                    

-Perdóname, es que soy un poco distraído.- musitó, ligeramente ruborizado.

-No, no; la distraída soy yo.- dije y luego me reí.

El rubio sonrío feliz y luego se presentó.- Soy Naruto.-me estrechó la mano.

-Sakura Haruno.. me presenté.

-Eres de U.S.A?- preguntó

-Sí, California, de allí vengo.

-¿En serio?- dijo sorprendido.- Yo nací ahí, soy estadounidense también; pero con raíces europeas.- explicó.

Ahora había entendido entonces, por qué me había hablado desde un principio en inglés; pero luego dirigí la mirada hacía la puerta del departamento en el que él iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.

-¿Vives aquí?- balbuceé, al captar el trío de número que formaban el seiscientos ochenta y seis.

-Sí, con mi mamá; te dije que tenía raíces europeas.

La señora gruñona con la que Ino me había dejado la llave de su apartamento era la mamá del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.

-¿Eres el hijo de la Sra.Uzumaki?- inquirí.

-Sí.-dijo él con una gran sonrisa en su rostro.- ¿La conoces?

-Sí, bueno...-su expresión pasó a ser una mueca de confusión.- Mi amiga me dejó la llave de su departamento aquí y sólo pasé a recogerla, de allí conozco a tu madre.-expliqué.

-¡Oh! ¿Eres tú la linda chica que se mudó con Ino?- preguntó, como si hubiese completado un rompecabezas en su memoria, yo me ruboricé ante el comentario de que era "linda".

-Sí y...gracias por lo de "linda".- le dije.

-Oh, bueno, eres linda.- musitó y se encogió de hombros.- ¿Vas a algún lado?

-Sí, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso?- pregunté, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.

-Sí, es cerca de uno de los canales hacia el norte.

-¿Está muy lejos?

-No, puedes ir caminando; son como cinco cuadras de aquí.

-Oh, gracias.- le sonreí.

-Puedo llevarte si quieres, tengo auto.- ofreció.

-No, gracias, hoy caminaré, tengo tiempo de sobra.- musité con aplomo.

-Oh, está bien, ¿puedo invitarte un café algún día? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos.- se encogió de hombros un tanto avergonzado y ligeramente ruborizado.

-Claro, me encantaría.

-Hasta luego, entonces.- dijo con una sonrisa en su rostro.

-Hasta luego.- dije.- Oh, y grazie mille.- murmuré lo que había aprendido de Sasuke el día de ayer, cuando agradeció al mozo.

Naruto me sonrió.

-Di niente, bella ragazza (de nada, bella dama).- pronunció.

Me ruboricé un poco y le dije adiós con la mano; luego bajé las escaleras y me encaminé por las calles de Venecia esperando encontrar lo que buscaba. Luego de unos minutos y de contabilizar mentalmente las cinco cuadras que Naruto me había mencionado, miré hacia el pequeño recuadro blanco ubicado en el muro extremo del último edificio de la cuarta calle: Squero de San Trovaso. Sonreí satisfecha al haber acertado en mi búsqueda. Tenía la calle, pero aún me faltaba el laboratorio, decidí caminar hacia la izquierda, en donde los números ascendían, tenía que encontrar el doscientos treinta y siete.

SasuSaku |Manual de lo prohibido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora