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—Se puso en plan «es más un pasatiempo que otra cosa», y yo no soy la policía de los pasatiempos, ¿a que no? No soy esa chica. Soy muy razonable, por si no lo sabías. Es cierto. La gente lo dice. —Hago una pausa y un gesto relajado con la mano para que me deje terminar—. A lo mejor mucha gente no, pero me lo han dicho al menos en un par de ocasiones.

—Me lo imagino.

—Pero entonces pensé que a lo mejor tiene otros pasatiempos. Puede que construya maquetas de trenes o juegue al softball. Lo he visto desnudo, así que me decantaría por el softball en vez de por las maquetas de trenes, pero no puedo saberlo con seguridad, ¿a que no? A lo mejor le va el golf o corre. Sé que cocina bien, pero ¿eso es un pasatiempo o una tarea doméstica? Soy su mujer y debería saber estas cosas, interesarme por sus aficiones. Investigar un poco para impresionarlo con mis conocimientos.

—¿Payton?

—¡Espera! Una cosa más. ¡Se llevó el sobre! Cuando se fue, el sobre ya no estaba. O sea, ¿qué significa eso?

—Payton.

—¿Sí?

—¿Por qué cojones estás en mi despacho contándome todo esto? ¿Y por qué...? —Lawson baja la mirada y luego vuelve a clavar la vista en mí—. ¿Por qué has dejado un dólar en monedas en mi escritorio?

—Ah, eso es tu anticipo. No me quedaban billetes. Puedes contarlo, está justo.

—¿Mi anticipo?

—Sí. Así puedes contarme todo lo que sepas sobre Harry porque ahora estás bajo secreto profesional.

—Los anticipos no son para eso. Y el secreto profesional tampoco funciona así —responde Lawson con una lenta sacudida de cabeza y con una expresión en el rostro que me indica que me he equivocado estrepitosamente.

—Pero eres abogado.

—Sí.

Nos miramos unos instantes.

—Y ahora soy tu clienta. —Señalo con la cabeza el montón de monedas del escritorio.

—Nop. —Lawson niega con la cabeza—. En primer lugar, soy el abogado de la empresa y empleado del Windsor, así que no tengo clientes. Segundo, creo que estás malinterpretando las cosas. El secreto profesional no significa que tenga que contarte todo lo que sé sobre Harry.

—¡Claro! Y yo no le contaré nada de lo que me digas. ¡Porque tenemos ese acuerdo!

—Por último, lo que necesitas para la anulación es un abogado de familia. Me desplomo en la butaca frente a Lawson.

—Entonces, ¿crees que va a anularme? Esperaba que hubiera cambiado de idea al llevarse los papeles.

—Payton, no tengo ni idea de lo que pasa entre vosotros dos y no conozco a Harry lo bastante como para saberlo. Si te sirve de ayuda, no creo que vaya a darte los papeles sin más, así que es posible que quiera repasar todo contigo para que sepas a qué atenerte.

—Ya, vale. —Suspiro y me levanto—. Gracias de todas formas. Estás despedido.

Le saco la primera sonrisa verdadera del día mientras recojo las monedas de la mesa deslizándolas hasta mi mano.

—Canon juega al golf con Harry. Él sabrá algo más y al muy capullo le encanta cotillear.

—Gracias. Por cierto, ¿tus padres te llamaron Lawson, hijo de la ley, con la esperanza de que te convirtieras en abogado?

—Es el apellido de soltera de mi madre.

—Ah. —Asiento—. Supongo que eso tiene más sentido.

—Un poco. —Asiente—. Buena suerte, Payton.

good time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora