Al final decido que cien cajas de galletitas saladas con sabor a queso es excesivo. Es mentira. Habría comprado cien cajas, pero solo había sesenta y siete en el estante de la tienda y he pensado que sesenta y siete no bastaban para llenar la bañera y que sería de mala educación acabar con todas las existencias de galletitas saladas con sabor a queso cuando otra chica podría sufrir una crisis y necesitar una. Así que, para no contribuir a la escasez de galletitas, me he limitado a comprar tres.
Ahora están alineadas a lo largo del borde de la bañera. Una caja de queso original, otra de queso extra crujiente y, la última, de cheddar blanco. En cuanto a mí, estoy metida en la bañera completamente vestida. Aunque no esté llena de agua, sigue siendo bastante reconfortante. Como un abrazo. Las almohadas ayudan, al igual que la manta. Admito que estaría más cómoda en el sofá, pero no tiene el mismo atractivo tranquilizante que la bañera. La bañera es como un nido donde puedo acurrucarme mientras pienso en las decisiones que he tomado en la vida.
Sé que es raro, pero llenar la bañera entera de galletitas saladas habría sido más raro todavía; así que considero esto una victoria, porque de verdad necesito ganar. Que la jodan a Carol, a ella y a sus aceites esenciales.
Resulta que Harry es un buenazo. Resulta que las strippers no son su pasatiempo. Ayudar a la gente lo es. Pensaba que era una especie de chico malo..., un abogado que regenta un club de striptease. Un granuja sexy.
Pero no lo es. Es perfecto, eso es lo que es. Mi marido, el buenazo. Lo sé, lo sé. ¿Qué buenas hazañas puede hacer un abogado barra dueño de un club de striptease?
Muchas.
Está en la junta directiva de tres organizaciones benéficas locales.
Su bufete de abogados ha trabajado en más casos de forma desinteresada y sin retribución económica que cualquier otro bufete en Nevada durante cuatro años seguidos.
Dona cada dólar de beneficio del club a becas para los trabajadores. Para todos: las bailarinas, los bármanes, los camareros. Quien quiera una educación, la tiene. De hecho, contrata a todos los empleados a sabiendas de que se beneficiarán de la beca y seguirán su camino. Que el club es un trampolín, no una profesión.
Así que, sí, supongo que intentar aprender a bailar en la barra no resultó tan impresionante y, posiblemente, fuera ofensivo.
Y ya sabemos que la suma total de mis servicios de voluntariado se reducen a devolver el carrito de la compra a su sitio.
Mi marido está muy lejos de mi alcance.
¿Sabes cuál es el verdadero problema? Harry no me ha contado nada de esto, sino que lo hizo Canon.
¿Por qué no me ha contado todas estas cosas buenas sobre él? ¿Por qué no ha querido compartirlo conmigo? Eso es lo que duele. Hemos hablado durante toda la semana. Hablado, comido, jugado a juegos de mesa, hablado de nuevo y follado.
¿Pero cuánto ha compartido realmente? ¿Hasta qué punto se ha abierto conmigo? Creía que mucho. Hemos hablado de su madre, de cómo fue crecer en Las Vegas y de otras muchas cosas. Hemos hablado del colegio al que fue y de sus pasatiempos. Pero, sobre todo, hemos hablado del club de striptease y nunca me ha corregido cuando me he referido a ello como un pasatiempo.
Me ha enviado los papeles de la anulación matrimonial sin hablar conmigo de ello. No me ha dicho que me quisiera.
Pero, entonces, recuerdo su forma de actuar, la forma en que me ha hecho sentir. Sus acciones me dicen que se preocupa por mí. Que está interesado en mí. Que le gusto. Ha pasado cada día conmigo hasta el viaje de trabajo... Y no ha sido solo sexo. Ha sido mucho más que sexo. A lo mejor no está preparado todavía para admitir que me quiere, pero está en ello. Estoy segura. En su mayor parte. ¿Lo bastante segura?
Nunca he ido a su casa. Le pregunté cuándo me iba a llevar y dijo que vivía en un cuchitril. Le pregunté qué hacía con su sueldo de setecientos dólares la hora si vivía en un cuchitril y se rio. Dijo que tenía un apartamento en el centro, cerca de su despacho. Un apartamento caro, sin vida y frío en comparación con el mío, pero que me invitaba a verlo cuando quisiera.
Y entonces me envió los papeles de la anulación, así que es posible que no lo dijera en serio.
A lo mejor quiso decir que no quería que supiera dónde vivía.
Dicen que el amor lo puede todo, pero es mentira. El amor lo arruina todo, siempre. He visto de primera mano todo con lo que el amor no puede.
El amor es una mierda.