El viento helado golpeaba su rostro mientras se aferraba al cuello del fénix. Había descubierto cierto temor placentero en la altura y la velocidad.
— ¡Pero si me has dejado semidesnudo!, ¡cómo se supone que explique esto cuando lleguemos!
El fénix soltó un graznido divertido en respuesta.
Bajo ellos se extendía un paisaje cubierto de niebla, desconocido para ambos. Parecía que la montaña de la cual habían escapado se encontraba en algún límite apartado del mundo y todavía no llegaban a tierras habitadas.
<<Nunca descubriré cómo llegue a allí arriba —Pensó Tristán>>.
Poco después la niebla se disipó. Los árboles y pinos de lo que Tris creyó el Bosque de las Voces se hicieron visibles, pero el chico descartó que fuera tal lugar, pues se veía tan normal como un bosque cualquiera. ¿Dónde se encontraban? A ninguno de los dos les preocupaba. Eran jóvenes libres, imparables, poseedores de gran poder.
Ya dejado el bosque atrás les llegó el sonido del agua salvaje chocando contra las rocas y al segundo, distinguieron al mismísimo Avalancha.
— ¡La corriente va hacia el Sur, nosotros vamos al Norte! —Señaló Tris—. Primero buscaremos a tu hermano Jordrao y luego nos las veremos con Balthajar. Ya sabes en qué dirección tomar.
Cambiaron el rumbo hacia el Norte sin separarse del río. Si no se presentaban contratiempos llegarían al sauce antes del anochecer.
Obviamente no fue así.
El Sol se apagó sobre sus cabezas como si una nube se lo hubiera comido. Tristán miró hacia el cielo algo extrañado por el cambio de claridad tan drástico, para encontrarse con un búho enorme, de plumaje disparejo y oscuro que volaba a pocos metros de altura encima de ellos.
El fénix soltó un graznido de confusión, giró un poco la cabeza y comprendió por qué el atardecer había llegado tan rápido.
El corazón de Tris latía a mil por segundo, incapaz de creer lo que veían sus ojos.
— Creo que es...
No pudo terminar la idea. El búho graznó, avisando que él era una tormenta a punto de caer sobre los dos jóvenes. Rápidamente se abalanzó sobre sus víctimas con las garras listas para atraparlos.
— ¡Ey!
El fénix logró esquivar el ataque, no sin ganarse un leve arañazo en una ala que le dejó de recuerdo una cicatriz negra. El búho terminó bajo ellos para intranquilidad de Tris, quien se apresuró en buscarlo con la mirada. Su plumaje era tan negro como el abismo mismo, sus ojos amarillos y grandes, y el pico se asemejaba a un garfio oxidado. Su cuerpo enorme y robusto, dos veces más grande que el del fénix, desprendía un olor nauseabundo.
— ¡Urano! —Exclamó Tris, cual llamado retador— ¡Maldición!, ¡no tengo nada con qué defendernos!
El fénix respondió volando con mayor velocidad y describiendo círculos en el aire. Continuaba atenta al próximo ataque de Urano que no mostraba indicios de querer dejarlos en paz. No tenían otra alternativa más que esquivarlo hasta lograr huir de él.
En cierto momento y con el búho pisándole los talones, el fénix descendió bruscamente hasta rozar las copas de los pinos que auto seguido se incendiaron, pero el búho continuó pegado a ellos, peor aún, también pasó por encima de las copas que se empezaron a pudrir.
<<Si no acabamos incendiando los árboles, Urano se encargará de desaparecerlos por nosotros —Comprendió Tris>>.
— ¡Tenemos que elevarnos o los árboles pagará el precio!
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La profecía ✅
Fantasy**NUEVA ORGANIZACIÓN DE LOS CAPÍTULOS** Tristán e Hylena son dos gemelos peculiares, cansados de profecías y supersticiones que solo desean una vida normal en Tierra Nevada, su mundo. Sin embargo, el destino tiene otros planes y les desvelarán las v...