YON

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El azabache despegó sus párpados lentamente, parpadeando para enfocar su visión al lugar en donde se encontraba.

Obito trató de recordar lo último que había pasado

Su último recuerdo...

El sonido de millares de pájaros.

Hermoso.

Y rocas cayendo sobre él.

Horrible.

Abrió su ojo de golpe.

¿Aquello era la muerte? Era... aburrida, y demasiado tranquila.

Empezaba a echar de menos pelear con Bakakashi...

Su ojo inspeccionó la estancia, acostumbrándose a la oscuridad rápidamente.

Estaba en una especie de cueva, con humedad y sonidos perturbadores que resonaban en sus oídos cada pocos segundos.

Obito deslizó su mirada nuevamente y-

—¡OH POR KAMI-SAMA!

HABÍA UN ANCIANO MIRÁNDOLO EN LA OSCURIDAD.

El adolescente intentó enderezarse, desistiendo cuando un agudo dolor se extendió por todo su cuerpo. Obito jadeó tragándose el dolor, una gota de sudor se deslizó por su sien a causa del esfuerzo.

—¿Dónde estoy? —cuestionó, asustado.

El hombre no tardó en responder con su voz envejecida y de tono severo.

—En un espacio entre este mundo y el otro, miembro de los Uchiha.

Obito tragó saliva y centró su atención en él, cuando un destello rojo llamó su atención.

—¡Esos ojos! —exclamó sorprendido —No puede ser, ¿Eres un Uchiha, abuelo?

El anciano desvió la mirada.

—Bueno, quién sabe...

Obito calló ante la indiferencia del mayor, viendo entonces todas las vendas que cubrían su maltrecho cuerpo.

¿Acaso él me salvó? pensó el joven Uchiha, No, pero...

—Dices que es un espacio entre este mundo y el otro, pero ¿Donde estoy? Está tan oscuro que no se ve —murmuró lo último —¿Y quién rayos eres, abuelo? No me dirás que eres el Shinigami, ese que va a llevarme al cielo o al infierno...

Obito visualizó entonces el destello de una guadaña que el viejo parecía usar de bastón y sintió la sangre huir de su rostro.

El más joven chilló de terror mientras lágrimas se acumulaban en su ojo por el miedo.

—¡Socorro! ¡Todavía no quiero morir! —gritó histérico, el anciano lo observaba en silencio con cara de pocos amigos —¡Vi brillar una guadaña, así que eres el Shinigami! ¡El Shinigami especial de los Uchiha!

Hubo varios segundos de silencio mientras Obito recuperaba el aliento y trataba de calmarse, sorbió su nariz mientras forzaba las palabras a salir de su boca.

—Siempre he vivido bajo el lema de ayudar a los mayores ¡Puede que haya roto las reglas, pero creo que sí lo sumamos todo, me he inclinado más hacia el bien! —declaró desesperado.

Tragó saliva nuevamente, listo para su sentencia.

—¡Al infierno no, por favor! ¡Ay!

Obito se quejó por el dolor que surcó su cuerpo al finalizar su discurso.

—Si puedes sentir dolor, es porque sigues vivo —Obito abrió mucho los ojos, nunca había pensado en eso —. Pero el que sigas vivo se puede considerar un milagro por el hecho de no haber sido aplastado por esa roca. Es como si te hubieras logrado deslizar bajo ella...

El amor con colmillos. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora