El amor con colmillos. ©

ICHI

El equipo Minato recibiría un duro golpe.

Era hora de destruir el puente Kannabi.

Kakashi, junto a Rin y su maestro, esperaban, al igual que siempre, a que Obito llegara para ponerse en marcha y completar su misión.

Pasaban los minutos y el de máscara se mantenía con los ojos cerrados. Últimamente tenía dolor de cabeza y mucho calor, su atuendo tampoco ayudaba a aligerarlo.

De repente abrió los ojos, viendo llegar al Uchiha con las manos juntas en signo de disculpa.

Bufó.

—Siempre llegas tarde, Obito —murmuró. No le apetecía discutir con su compañero de equipo, puesto que Minato ya le había explicado el plan y prefería no causar conflictos antes de ejecutarlo.

—¡Lo siento, una anciana estaba teniendo problemas para llevar la compra y la ayudé!

Minato sonrió de lado, Rin halagó a Obito por ser tan considerado y Kakashi se cruzó de brazos.

Estaba irritado.

—Rin, eres muy blanda con Obito. Hoy es un día muy importante para nosotros —dijo el Hatake captando la atención de todos.

—Ah, s-si, es verdad.

—¿Ah? ¿De qué habláis? —Obito miró a su Sensei. Sabía que Kakashi no diría nada, y Rin... Rin estaba roja cual tomate y dudaba que dijera algo.

Minato suspiró, finalmente hablando.

—Hablaremos de eso más tarde, debemos ponernos en marcha.

Obito iba a refutar, pero lo interrumpieron el sonido de unas pisadas.

—¡Bakakashi, espera!

Kakashi continuó corriendo e ignorando los gritos del Uchiha.

°•.°•.°•.°•.

—A partir de hoy Kakashi pasa a ser un Jounin como yo —empezó Minato. Obito miró al Hatake con algo de envidia: él igualmente quería ser un Jounin —. Nos dividiremos en dos unidades encabezadas por Kakashi y por mí, así lograremos tener más posibilidades de éxito —se detuvo para observar a Obito —. Espero que no hayáis olvidado que estamos pasando por la mayor falta de combatientes que la Aldea de la Hoja ha vivido nunca.

El Uchiha desvió la mirada, pero entonces escuchó la voz de Rin.

—De hecho, Obito ¿Recuerdas que hablamos sobre hacerle un regalo a Kakashi?

Obito frunció el ceño, "¿A qué venía eso ahora?"

La shinobi médico siguió hablando.

—Yo le he regalado un botiquín, y Sensei-

—Le he regalado un kunai personalizado, como el que llevo yo.

—¿Y tú, Obito?

El Uchiha desvió la mirada al suelo. Sentía sus mejillas algo calientes.

Kakashi estaba escrutando al Uchiha cuando un olor a pasto recién cortado e inarizushi atravesó su sensible nariz, haciéndolo contener un jadeo.

Olía como el cielo.

—Yo... lo siento. Se me ha olvidado.

Repentinamente el olor se volvió amargo.

El Hatake reaccionó al fin, tal vez más borde de lo que habría querido.

Aquel olor había hecho volar su mente.

—No importa, no esperaba nada de tu parte de todos modos. Estoy seguro de que habría sido algún trasto inútil que solo me haría llevar más peso encima.