ROKU

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Cerró su puño despacio, practicando el movimiento con sus nuevos dedos. En ese momento se encontraba tirado en la cama y todo estaba demasiado tranquilo, como si estuviera en el limbo.

Obito se relajó recordando momentos con su equipo, cualquiera que pasara podría apreciar que la sonrisa apacible de sus labios era sincera.

Dentro de poco... dentro de poco podremos vernos, Rin, Kakashi...

Entonces el sonido de la tierra al ser removida se escuchó y dirigió su mirada a Zetsu Blanco, quien había regresado de la superficie mucho antes de lo esperado, frunció el ceño. Su aspecto alterado le llamó la atención y estuvo por preguntar qué le pasaba cuando sus palabras lo hicieron tensarse por completo.

—¡Acabo de irme, pero Rin y Bakakashi están en peligro!

Obito se congeló en ese instante e incluso sintió como su alma abandonaba su cuerpo.

—¿¡Qué pasó!? —exigió saber mientras se incorporaba en la cama.

—¡Están rodeados por Shinobis de la Aldea Oculta de la Niebla!

¿Acaso había escuchado bien?¿Kakashi y Rin?¿En peligro?¿Dónde estaba su Sensei?¿Qué estaba ocurriendo?¿Aquello era una broma?

Fue todo lo que su cerebro procesó en un corto segundo, antes de impulsarse en la cama, destrozándola, y correr para golpear con su extremidad artificial la gran pared de roca que lo separaba del exterior.

Obito jadeó adolorido, retrocediendo mientras presionaba el cuerpo artificial, que se caía en pedazos como arena escurriéndose entre sus dedos.

Entonces escuchó una voz que venía conociendo de meses atrás.

—No podrás romper esa roca tal y como está tu cuerpo —Le hizo saber Zetsu Espiral, su tono denotaba preocupación.

El Uchiha ignoró sus palabras, apretando los dientes con frustración.

—Rin, Kakashi... tengo que ayudarles —declaró, desesperado, su cabeza ideando algún plan para lograr salir de ahí.

¿A quién engañaba? El de los planes era Kakashi.

Entonces escuchó algo crujir a su espalda mientras una sombra cubría su cuerpo.

—¡Puedes vestir mi cuerpo! —Y Obito giró sólo para encontrar unos tentáculos blancos cerniéndose sobre él.

El cuerpo del Zetsu lo envolvió lentamente, como una segunda piel; como una armadura. El joven Uchiha se sintió contrariado en ese momento.

—Pero si le sirven a Madara... ¿Están seguros? —inquirió, la ya conocida calidez de su Sharingan al activarlo llegó justo cuando aquellos tentáculos cubrían su rostro, arremolinándose alrededor de su ojo lentamente para dejarle una apertura por la que ver.

—Es un buen chico -escuchó murmurar a Zetsu Blanco, y entonces Zetsu Espiral lo cubrió por completo.

—Quieres ayudar a Kakashi y Rin, ¿No?

Obito sonrió bajo la nueva máscara y apretó los dedos de la mano derecha hasta convertirlos en un puño, no entendía muy bien cómo funcionaba aquello, ya que no había una mano a la que cubrir, pero lo hacía y eso era todo lo que necesitaba saber.

—¡Gracias, chicos!

Se acercó de nuevo a la pared de roca, preparándose para el siguiente golpe y entonces sintió una oleada de energía llenarlo y, sin pensarlo demasiado, golpeó su objetivo.

La pared se hundió en la zona de impacto, resquebrajándose en todas las direcciones y Obito observó, sin moverse, cómo grandes rocas empezaban a precipitarse sobre él.

El amor con colmillos. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora