El amor con colmillos. ©

NI JŪ GO

⚠️El siguiente capítulo contiene escenas de sexo explícito⚠️

Obito jadeó mareado cuando Kakashi por fin liberó sus labios, y descubrió algo tras parpadear varias veces para deshacerse de las lágrimas que le impedían la visión.

Su Alfa había desaparecido.

El mismo Alfa que lo había desnudado a traición entre besos y feromonas de celo, desgarrando su ropa y mordiendo sus belfos en cuánto había logrado atraparlo, no estaba a la vista.

O eso pensaba el Uchiha hasta que una mano demasiado caliente le capturó el tobillo, bajó la vista para encontrar su pie apoyado en el hombro de Kakashi, el mismo que estaba arrodillado ante él y había logrado colarse entre sus piernas.

Obito solo atinó a sujetarse de su cabeza cuando empezó a lamerle la entrada, aflojandolo con su lengua hasta que logró ingresar en el estrecho canal.

Le tiró del pelo, estremeciéndose ante el cosquilleo que empezó a tomar fuerza en su vientre.

El Hatake gruñó al saborear el lubricante que comenzaba a producirse en su interior, moviendo sus labios y lengua igual que había hecho pocos segundos atrás, casi parecía que lo estuviera besando.

Por todos los dioses, logró pensar Obito entre la bruma del placer, poniendo los ojos en blanco.

—¡Ka-Kaka-shi! —El Omega gimió, presionándolo más cerca, sintió su nariz frotándose en su perineo.

Estaba a punto de alcanzar el clímax, de estallar solo con la lengua del Alfa, cuando este se apartó, con toda la barbilla salpicada de lubricante y su erección dura erguida entre sus piernas.

Obito soltó un quejido que fue acallado por los labios y la lengua del albino, el Uchiha saboreó el lubricante, el dulzor le hizo salivar.

Ahora entendía un poco mejor la obsesión del Hatake.

Kakashi le ahuecó las mejillas y el beso se tornó agresivo y sin ritmo, lleno de dientes y saliva, con la lengua del menor domando a la suya de tal manera que Obito sintió su vientre cosquillear.

De nuevo lo dejó mareado y aferrado a su hombro, luchando por aire sin éxito ya que este estaba viciado de feromonas. A Obito empezaron a temblarle las piernas cuando le mordisqueó el lóbulo de la oreja, se restregó contra el menor como pudo.

Las manos del Alfa se plantaron en su trasero, atrayéndolo para pegarlo a su cuerpo, apretándolo, acariciándolo... Obito saltó cuando le pellizcó un cachete con fuerza.

—¡Kakashi! —chilló, sujetando al Alfa por las muñecas.

El albino le observó con la mirada perdida y hambrienta, el Uchiha perdió fuerza al ver sus pupilas.

No eran más que un par de rendijas.

Kakashi se liberó de su agarre sin esfuerzo, abrazándolo por la cintura para sumergirse en su glándula. Su aliento cálido en aquella zona erógena provocó que al Omega se estremeciera.