vii, descubrimiento irreparable

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Entonces, últimamente se me han quitado las ganas de escribir estas ridículas notas, la verdad es que me siento un poco (mucho, excesivamente) desanimada por la poca recepción de esta historia que todavía amo y seguiré amando haber escrito ^^, sé que no es la gran cosa para ti, pero realmente hace que los trocitos de mi kokoro se hagan más pequeños. Puede que la historia no sea para todo público, especialmente refiriéndome a la "trama sentimental", sin embargo, la emoción de tocar esa clase de temas mirándolo desde las perspectivas de estos dos hermosos hombres me trae aun cierta desconfianza al venir aquí a enseñártelo... 

Todos los errores, los inestables aciertos, los detalles de dudosa veracidad, no sabes cuanto malestar me traen, si le agregamos a eso tu nulo interés, ¡imagínate! O quizá no se trate de eso, tal vez la historia es realmente mala y no encuentras forma de decírmelo, pero el que calla otorga, lo sé... lo sé :C

Tal vez el haberte dicho que ya tengo completamente escrito este fic te haga sentir como que no necesito tu opinión o saber lo que piensas, porque, total, ya está terminado y no importa T-T, ¿pero sabes? Yo sigo escribiendo... siempre lo hago, así que cuando tu me comentas no estás solo comentando esta pequeña cosa, sino TODO lo que escribo, cada historia que estoy haciendo para ti y para mi <3. Entonces...bien, creo que es todo lo que tengo que decir por ese lado.

Ahora n.n, enfocándonos en el capítulo anterior, debo decir que no encontré (o busqué, lo acepto) alguna referencia a casas en donde las mujeres maltratadas pudieran huir, vamos, tu y yo lo sabemos, las cosas no eran precisamente seguras para ellas en esa época (no es que lo sean hoy, pero hay muchas diferencias positivas) y tampoco es como si existieran opciones para huir (como jodidamente divorciarse) o no al menos en la época en donde está ambientada esta historia (¿divorcio? Claro, solo si eres muy, muy rico). Pero esto es fanfiction y se me permite (ok, le pregunté a mis ovarios y dijeron que obvio sí amiga <3) hacer algo al respecto, por más que sea por conveniencia de la historia ¬¬U (estoy llorando por dentro), entonces sí, ya nada, no voy a disculparme por eso :D

¡Capítulo! <3

* * *

Mycroft podía sentir la euforia y la pasión de Lestrade en el firme agarre de los delicados dedos sujetándose a su camisa, Greg intentaba animado seguir el ritmo que imponía en el beso. La tibieza de su pequeño cuerpo, los huesos de las delgadas caderas contra sus pulgares, el aliento cálido y la suave húmeda sensación de los finos labios aceleraban sus latidos, lo acaparaban completamente, absorbiendo inclusive los pensamientos más ocultos, lo obligaban a querer más. Aun de clasificar la esperanza como su mente cediendo a la tentación hecha hombre, una buena parte le alentaba a creer que consistía en el capricho de su corazón ante la falsa creencia de poder corresponder a los sentimientos entregados.

No lo consiguió, la barrera invisible se lo impedía.

Y ante ella un caballero de cristal que portaba sobre su armadura el nombre de "Culpa" le cortó el paso en su busca de mostrar la razón de su existencia. ¿En verdad se consideraría negativo desear retribuir en igual medida un gesto que, en su descuidada técnica, hacía una demostración perfecta sin palabras de la intensidad en la emoción dedicada a él? Siendo tan inteligente casi aseguraría ese hecho muy lejos de lo que comenzaba a suceder. En cada expresión, en sus acciones previas, en la forma extraordinaria de corresponder a sus atenciones quedaba por demás asegurado. Trabajaba para el gobierno y teniendo tanto entrenamiento en distinguir mentirosos, se le hacía en exceso fácil colocar al inspector como una de las personas más sinceras que conoció, conocía o conocería.

¡Lestrade ni siquiera lo ocultó estando frente a Gregson! Ciertamente, los motivos para saber al inspector queriéndolo con tal intensidad, como el esfuerzo que hacía en seguirle el paso durante lo que obviamente se trataba de su primer beso; sumado al hecho de haber sido él quien lo inició, deberían ser suficientes, deberían devolver el sentimiento aún no pronunciado. Mycroft también disponía de sus propios argumentos de peso significativo sobre los pros de su enamoramiento.

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