Capítulo 23: Vestigios de un mundo diferente.

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Mikasa caminaba alejada de Eren pero podía ver por la esquina de su campo visual que él le seguía. Levi, Hanji y Armin también iban con ellos hacia las celdas para cumplir con el castigo impuesto. La oscuridad de los pasillos reflejaban sombras siniestras mientras ellos iban caminando, solo una leve luz les iluminaba el camino y Mikasa tuvo que entornar los ojos para verificar si había alguien más en las otras celdas contiguas... pero estaban vacías.

El grupo caminó hasta el final del pasillo y se detuvieron enfrente de las últimas dos celdas, ambas oscuras y húmedas. Levi abrió la reja de la última y le hizo un gesto a Eren con la cabeza para que ingresara en ella. Éste tenía el semblante sombría, su mente daba vueltas y vueltas sobre los tres diarios que encontraron en el despacho de su padre. Antes de ingresar a la celda le dedicó a Mikasa una última mirada y entró. Ella le sonrió, llevaba todo el camino pensando en qué estaría pasando por la mente de Eren y cuando éste la miró, ella comprendió... había desilusión, preocupación y dolor. Las rejas se cerraron y Hanji, Armin y Levi se retiraron dedicándoles una breve mirada mientras se perdían por el inicio del pasillo.

_ ¿Mikasa? - la voz de Eren sonó lejana pero el eco la amplificó. Mikasa se había sentado en el frío suelo y miraba hacia al frente perdiéndose en un punto nulo de la pared, al escuchar la voz de Eren, miró a ambos lado buscándole (por inercia) y luego recordó que no podía verle pero que estaba a su lado.

_ ¿Si?

_ Solo quería escuchar tu voz.

Ella sonrió de medio lado debido al comentario de Eren, ella también quería escucharle. quizás en esos días no podrían estar juntos físicamente pero tendrían el tiempo a solas que estaban deseando.

_ ¿En qué tanto piensas? - dijo, recordando su expresión lejana desde que regresaron a la muralla.

Eren solo suspiró y luego de un rato volvió a hablar:

_ Siento como si mi mente estuviese en otra parte - dijo, ignorando en parte su pregunta - en el cuerpo de alguien más... de algo más. O como si algo más estuviese aquí conmigo... no sé como explicarlo.

Mikasa sintió su piel erizarse cuando Eren pronunció aquellas palabras y pensó si no sería cierto que quizás su mente sí estuviese conectada en cierta forma con el Rey Fritz, puede que él no tuviese sangre real pero ¿no podía influir en él de alguna manera? esperaba que no. temía por él pero no lo expresó.

_ ¿Te sientes de esa manera desde que descubrimos los diarios, o desde antes?

(Desde antes) quiso decirle pero él tampoco lo expresó, no quería preocuparla por algo que sabía era pasajero.

_ Solo desde que vimos los diarios. Hay un mundo diferente ahí afuera y nosotros lo desconocemos. ¿Crees que una vez salgamos al mundo exterior podamos vivir en paz?

_ No lo sé, hace más de cinco años los de afuera decidieron que era tiempo de que la isla desapareciera, me temo que no podremos vivir en paz, no tan fácilmente.

Mikasa estrujaba sus manos con impotencia, hubiese sido más fácil si la humanidad fuesen solo las personas de la isla, así no habría peligro ni un enemigo al qué temer.

_ Buscaré una solución... - dijo Eren con resolución - Buscaré la forma en la podamos vivir todos en paz; las personas de la isla... tú y yo, lo prometo.

Mikasa sonrió, por que para ella aquella fue una hermosa promesa, una a la que se aferró con todas sus fuerzas porque creía en él y porque Eren siempre había deseado la libertad más que cualquier otra cosa.

Ella se acostó en la mullida cama y cerró los ojos pensando en sus palabras. Sonrió, agradecida de que Eren fuese parte de su vida y al cabo de unos minutos se durmió, sin saber el gran peso de aquella promesa.

Amor en la tormenta  (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora