Amor en la tormenta (Eremika)

Capítulo 16: El Distrito Orvud

Cuando las tropas de reconocimiento se adentraron a las murallas, cerca al distrito de Orvud, Rod Reiss había recorrida solo una cuarta parte de lo que se necesitaba para llegar hasta ellos. A esas alturas, su objetivo era completamente claro.

El comandante Erwin denegó la evacuación del distrito pues si eso pasaba, la ruta de Reiss cambiaría y toda la humanidad se vería la borde de la extinción, era su deber detenerlo cuanto antes posible, incluso si aquella pequeña parte de la civilización servía como carnada, era aquello o jugar con la única oportunidad del hombre.

Reunidos sobre la muralla, mientras el amanecer se extendía en el horizonte, varios miembros de las tropas estacionarias junto a la élite de la legión de reconocimiento preparaban los cañones listos y a la espera de la inminente batalla.

El sol comenzó a golpear directamente sobre los rostros de los soldados quienes miraban como el gigantesco titán se encontraba cada vez más cerca de ellos. Abajo, los civiles no cedían ante las ordenes de los soldados pues ninguno creía tener tiempo para un "simulacro de evacuación"

Eren miraba a las personas reunirse y protestar mientras algunos soldados intentaban imponer el orden.

Tiempo después, Erwin dio la orden para que comenzara el ataque hacia Rod Reiss quien ya se encontraba lo suficientemente cerca como para que los cañones fuesen lo más letales posibles sin posibilidades de errar.

_ Ni siquiera los de la muralla le dieron en la nuca - dijo Levi, viendo como el titán seguía avanzando sin inmutarse a los cañonazos que estaba recibiendo - ¿Qué hacemos?

_ Tenemos una mezcla de soldados y cañones - respondió Erwin ante la pregunta de Levi - también hay una organización sin liderazgo firme en la zona norte. No tienen experiencia en combate pero es lo mejor que pudimos reunir.

_ ¡Tsk! Ya veo. La estrategia de la legión sigue siendo una apuesta.

Erwin hizo caso omiso a su pesimista comentario, aunque muy realista dadas las circunstancias.

_ Levi, Jean, Sasha y Connie - ordenó en voz alta, haciéndose escuchar por sobre el ruido del viento - Encárguense del otro lado.

Los cuatro se fueron corriendo cumpliendo las ordenes del comandante.

Eren observó todo como si estuviese en los ojos de alguien más, se sentía un poco aturdido y desesperado. desde que había descubierto la verdad sobre como obtuvo el poder titan, se sentía asqueado consigo mismo, incluso cuando Mikasa le explicó que no era su culpa.

Vio como historia se acercó hacia el comandante Erwin, ambos hablaban, historia parecía discutir.

Siempre se había sentido una persona especial por poseer aquel poder "especial", creía que eso le hacía el más fuerte, pero en realidad siempre había sido débil, ante todo. Tantos amigos y compañeros habían muerto por su culpa en muchas ocasiones.

Miró hacia abajo, tres niños miraban a los soldados reunidos encima de la muralla con asombro y esperanza. Recordó aquel fatídico día en el que la muralla María había cedido ante la estocada del Colosal. No, de Bertholdt. aquel bastardo traidor.

_ Esos niños me recuerdan a nosotros aquel día - comentó, sabiendo que Armin le escucharía - Sin saber que un titan más grande que la muralla llegaría y lo destruiría todo.

_ Es verdad - dijo Armin, mirando hacia la dirección en que Eren miraba, hacia los tres niños, una actualizada representación de ellos tres - pero esta vez hay una diferencia. Hay soldados dispuestos a enfrentarse al titan, somos nosotros.

Era verdad, había gente dispuesta a morir para evitar que algo similar volviese a ocurrir. sin embargo eso no le despejó las nubes grises de su cabeza ni la niebla en su corazón.