Capítulo 11: Amor en la tormenta.

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Eren sostiene la manos de Mikasa mientras esta lucha por permanecer consciente, el grito de la batalla a su alrededor se amplificó cuando unas fuertes pisadas sacudieron el suelo. incrédulos vieron como el titán sonriente se acercaba a ellos.

La imagen de su madre pasó por su mente.

Pensó en aquellas veces que rieron juntos, en las muchas veces en las que ella se enojó con él por siempre estar metido en problemas e indudablemente, recordó el fatídico día en el que ella fue asesinada por el mismo titan que se acercaba con pasos lentos.

Eren alejó a Mikasa para ponerla lo mas a salvo que pudo resguardándola con un árbol. Tomó sus cuchillas pero ella lo detuvo.

_ ¡Eren! déjame ayudarte, no lo hagas solo - dijo en un hilo de voz.

_ No, Mikasa. estás muy malherida. tú quédate aquí.

Eren se alejó de ella, dejando las cuchillas a un lado para que no quedara desprotegida.

La rabia y la sed de venganza explotaron en su interior al ver como el titan se acercaba.

Eren mordió su mano, sintió un corriente por todo su cuerpo pero nada más pasó.

_ ¡No, no, no! ahora no - gritó, mordiendo nuevamente su mano.

_ ¡Hey, no se pierdan como mato al asesino de su madre! - grito Hannes, acercándose a ellos mientras usaba el maniobrador.

Hannes saltó y cortó los tendones de los pies del titán haciendo que este cayera arrodillado. su equipo tridimensional se ajustó a un árbol, listo para atacar la zona sensible del titan y acabar con el de una vez por todas, sin embargo, el titan agarró a Hannes al vuelo.

Eren y Mikasa observaron la escena que sucedía en frente de ellos a cámara lenta, los gritos de los demás soldados siendo devorados por los titanes llenaba el lugar, la agonía y la desesperación crearon un habiente de catástrofe en el aire. la desdicha de ver como Hannes era devorado por el mismo titan que les había arruinado la vida hacía ya tantos años fue suficiente para quebrar la mente de ambos chicos.

Eren cayó de rodillas sin creer lo que sus ojos veían, sus manos sangraban torrencialmente debido a las mordidas que el mismo se hizo con el fin de convertirse en titan.

_ ¡No cambié nada! - susurra, con la mente en blanco y su vista puesta en la sangrienta escena - ¡No pude hacer nada! - gritó, el llanto quebró el alma de Eren, sumergiéndose en una oscuridad absoluta - ¡Mamá! sigo sin poder hacer nada - lloró, sintiendo que morir sería su mejor castigo que seguir viviendo con el peso del fracaso.

Mikasa se arrastró dolorosamente hasta donde Eren estaba, sus lagrimas empapaban su rostro. la escena a su alrededor le hicieron pensar que quizá ese sería su ultimo día, se veían acorralados, se sentía perdida y pequeña, sin poder defenderse debido al dolor que sus heridas le causaban. Posó sus mano derecha en el brazo de Eren, haciéndole entender y saber que ella seguía allí y que siempre estaría para él.

Eren la miró por un segundo incrédulo, como si ella no perteneciera a ese horrible paisaje, sus mejillas estaban rosadas y húmedas por las lagrimas, un hilo de sangre bajaba por su cabeza pero aun así se veía hermosa, cual flor en el desierto.

Eren tomó su mano y la apretó suavemente, hipnotizado de dolor y amor.

_ Eren, eso no es verdad - susurró, le costaba hablar. su pecho dolía, sentía punzadas en ambos contados indicándole que tenía unas cuantas costillas rotas - Escúchame Eren, quiero decirte algo.

Mikasa se acercó un poco más a él, la respiración de los dos se mezcló, la cercanía fue armoniosa. se olvidaron de los titanes, de los soldados caídos, de Hannes, del titan sonriente. todo desapareció y solo fueron Eren y Mikasa por un breve tiempo.

Amor en la tormenta  (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora