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Vio a su rubio amigo entrar por las puertas del gimnasio. Ella y Osamu habían llegado temprano y se mantenían charlando en lo que esperaban al resto del equipo.

—Tsumu', no te vi en el almuerzo como quedamos ¿Donde estuviste?—Pregunto mientras se acercaba a él.

—Ah si, estaba con Kaori—Dijo sin pelos en la lengua, si importarle la situación de esa mañana.

—Ah, ya—Pareció desanimada al escuchar su respuesta.

El rubio la miró por unos segundos para después dirigir su atención a su hermano, el cual lo miraba molesto, pues él mismo fue quien se aseguró de ponerlo al tanto de la situación que se dio horas antes. Osamu sabía bien que su hermano no soportaba realmente a esa chica, y contaba hasta diez para no mandarla al demonio, que su único interés era que ella era linda y él seguía resentido.

No le hacía falta preguntar para saber qué pasaba por la cabeza de su hermano por sus acciones. Solo se limitó a llamar a su novia con intenciones de alejarla del cretino de su hermano a quien vio salir a los vestidores como si nada, con su característico aire de grandeza.

Izume no lo iba a decir, pero se sentía dolida de que Atsumu insistiera en salir con aquella chica que tanto la había despreciado. No tenía que quejarse, pero seguía siendo su amigo de toda la vida, el dolor era inevitable.

—Pedazo de idiota—Musitó Osamu por lo bajo.

—Mañana tus padres van a visitar a tus tíos ¿No?—Preguntó para dejar atrás el tema.


Osamu asintió.

—Van a ver a mi tía, está a unos meses de dar a luz a su primer hijo—Comentó sin mucho interés con su vista perdida en algún punto del gimnasio—Mamá dice que quiere que nos acompañes cuando vayamos de visita con el resto de la familia en el siguiente receso.

Las mejillas de la azabache se colorearon mientras asentía tímidamente.

—Sabes que sería un honor para mí acompañarlos.—Sonrió.

Osamu correspondió con una de sus vagas sonrisas y procedió a juguetear con las trenzas azabaches de su novia.

—Estoy feliz—Dijo sin más.

—¿Feliz?—Repitió algo confundida.

—Feliz por tenerte conmigo.—Miró hacia un lado algo avergonzado por su confesión— Eres una chica maravillosa, Zume, y de verdad agradezco esto que tenemos.

Los ojos de Izume se aguaron durante unos segundo mientras su rostro tomaba color resultado de todo lo que aquellas palabras causaban en ella.

—Osamu...

—El otro día mamá dijo que siempre sospechó que te casarías con Atsumu algún día.—Relató el peligris soltando una amarga risa sin gracia algún, en su tono había cierto ápice de molestia.—Pero que ahora que nos ve juntos puede asegurar que estaba equivocada, que nunca vio a una pareja congeniara tan bien siendo tan jóvenes.

—Me alegra escuchar que ella confía en lo nuestro—Confesó la de ojos mar.

Hubo un pequeño silencio. Izume esperaba que él prosiguiese, mientras que Osamu tomaba valor para seguir.

—Gracias Zume. Me haces realmente feliz.—Dirigió su mirada por fin hacia la chica, con sus mejillas con aquel notable rubor y algo asustado de la reacción de ésta ante sus palabras—Gracias por elegirme a mi.

Izume sonrió. Se encontraba enternecida, no solo por aquel discurso, sino por todo en Osamu, todo en él era perfecto a sus ojos, desde su vaga actitud hasta aquellos momentos, como ese, en el que es tan valiente como para decir lo que siente sin tapujos. Podía confirmar que aquello que sentía era estar enamorada.

Choose you; Miya Twins Donde viven las historias. Descúbrelo ahora