Un día gris se alzaba sobre su cabeza. Uno de esos típicos a fines de Julio, los últimos de la temporada de lluvia en el país. Pero a diferencia de los últimos casi tres meses de constantes lluvias, ese día se sentía más pesado y deprimente, y el clima no era de ayuda.Sus zapatos negros de cuero acharolados pisaban con pesadez los charcos que la lluvia de la noche anterior había dejado. La postura de la pelinegra era a simple vista decaída, más aún por su piel más pálida de lo usual y sus notables ojeras bajo aquellos azuleados ojos que parecían aburridos ante todo.
Un pesado suspiro escapó de sus labios al encontrarse frente a las puertas de la escuela, no había ya alumnos en esta ni en el patio lo que indicaba que había llegado tarde, nuevamente. No hizo más tiempo y con aquella sensación de agotamiento que sobrellevaba los últimos tres días se adentró al establecimiento, sabiendo que al entrar al salón un regaño la esperaba por otra llegada tarde.
La verdad es que Izume no había dormido bien las últimas noches, no estaba bien en general. El reciente acontecimiento con Osamu dejó en ella devastación, su corazón seguía con esa constante presión y remordimiento, que ya ni durmiendo desde que llegaba de la escuela hasta pasada la hora de la cena se le pasaba. Era insoportable, pero ella sentía que era lo mínimo que merecía sufrir por lo que había provocado.
La culpa fue peor al pasar desapercibida frente al salón de los gemelos y confirmar que por tercer día el peligris no había asistido. Eso la quebraba aún más ¿Que tan mal estaba como para descuidar algo como la escuela? Que era bien sabido que si sus notas decaían se lo sacaba del equipo de voley hasta que éstas mejorasen. Más que se había enterado, escuchando hablar a niñas de primero, que el chico asistía después de clases al club, y seguía sus entrenamientos como si nada pasase.
La mañana siguió gris. Todo a su alrededor pasaba desapercibido al estar ella atrapada en sus pensamientos y culpa. Tan así que no se percató cuando el timbre del almuerzo sonó y quedó completamente sola en el salón, la noche anterior se la había pasado encerrada en su habitación leyendo para distraerse un poco, por lo tanto no traía consigo su bentō ni nada para almorzar, aunque no es como si tuviera apetito.
Escuchó pasos en el salón, pero no se molestó en fijarse quien era. No hasta que una mochila fue depositada frente a ella provocando en la mesa un golpe seco.
Levantó su vista hacia el causante del alboroto y se encontró con el rubio con un ojo morado y uno que otro golpe que dejaba en evidencia que había tenido una pelea intensa recientemente.
Desde su pelea con el peligris no había cruzado siquiera palabra con Atsumu, se encontraba tan decaída que su rutina era mecánica y ni reparaba sobre cualquier presencia a su alrededor. Además, se sentía tan avergonzada y verle la cara al chico por el que provocó tal desastre no le ayudaba.
—Samu dijo que te diese esto—Se explicó—Son cosas que dejaste en casa.
Izume asintió. Abrió la mochila, que reconocía como suya, y en efecto, algo de ropa, libros, cosas para el pelo y maquillaje había dentro de esta, cosas que con el tiempo dejaba por mera distracción o comodidad en casa de los gemelos.
Pronunció un débil Gracias hacia el rubio mientras mantenía su mirada perdida entre sus pertenencias dentro de la mochila. Aquel gesto; el de devolver todo aquello que era suyo o que significaba su constante presencia en la residencia Miya, para la pelinegra significó eso que no hizo más que terminar de romper su corazón; era un adiós, un 'Aquí tienes tus cosas, no vuelvas' a vista de cualquiera. Tragó con dificultad debido al gran nudo que se formaba en su garganta.
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Choose you; Miya Twins
ФанфикDónde todos parecen amar a Atsumu. Rencor, celos, envidia quizás. Todos parecieran preferir a su gemelo sobre él, aunque existen excepciones OsamuMiyaxOc AtsumuMiyaxOc MiyaTwinsxOc Prohibida su copias [Abril 2020-Mayo 2021]