Epilogo

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La modesta residencia estaba cubierta por un clima cálido. Alegres conversaciones se oían y el aroma de la comida lista para compartir inundaba cada rincón.

Habían pasado ya unos dos años, y Osamu e Izume festejaban junto a sus padres una pequeña reunión a la casa en la que ambos se habían mudado juntos.

En ojos de muchos, una pareja que llevaban años en conocerse no pensaría dos veces el compartir un espacio, más para ambos era diferente. Por un lado Izume, al llegar a Japón, se encontraba viviendo con su madre y la pareja de esta, además de estar bastante pendiente en hacerse un buen renombre en la editoriales para las que apenas empezaba a trabajar, y por parte de Osamu, vivía en un pequeño departamento a unos metros del bar, y estaba bastante concentrado en hacer prosperar su negocio. Ninguno objeto sobre las razones del otro, al contrario, preferían cerrar etapas y ahorrar lo suficiente como para empezar una vida viviendo juntos de la mejor manera. Tomó su tiempo, pero a penas tuvieron el dinero y el tiempo empezaron una búsqueda que pareció eterna, ya que ambos pecaban de detallistas y minuciosos.

Finalmente te encontraban ahí. Una casa prácticamente moderna pero con un estilo japonés que a la azabache le enamoró desde el primer momento, siendo ni muy grande ni muy pequeña. Tenía lo justo y necesario. Una habitación que Izume adoptó para su estudio, y una moderna cocina que Osamu parecía amar más que hasta a su propia novia. La espera parecía valer la pena, ya que el lugar les sentaba perfecto a ambos, y lo confirmaron por milésima vez al ver a sus padres ahí reunidos.

—Y está es mi oficina.—Comentó la ojiazul abriendo la puerta del cuarto y entrando a éste seguida de su madre y padrastro.

—Ohh Izume cariño, es todo tan hermoso, estoy tan feliz por ti.—Lloriqueó su madre abrazándola por los hombros.

Ella sonrió. Y si, también estaba feliz, por ella misma y por Osamu. Era algo que lograron juntos.

Al bajar hacia la plata baja vio a los padres de su novio hablar junto a éste, se los veía tan emocionados como su madre. Por un instante ambos cruzaron miradas, se sonrieron mutuamente, no tenían que decir nada, ellos se comprendían a la perfección.

—Es una lástima que tu padre no haya podido venir a conocer la casa, le hubiera encantado verla y verlos a ustedes dos tan bien.—Habló la madre de Izume mientras se sentaba junto a la suegra de ésta.

—Si, es una pena, pero en dos semanas llevaré a Osamu a ver canguros y hacer surf con tiburones.—Habló mientras se acercaba a éste abrazándolo desde atrás y apoyando su cabeza sobre su hombro.

El contrario río junto al resto de presentes mientras dejaba pequeñas caricias cobre los brazos que rodeaban su cintura. Inclinó su cabeza, dejando un corto beso en la sien de la chica y dedicarle una mirada llena de cariño. Si, después de tantos años Osamu sentía que estaba tan enamorado, y hasta aún más, que la primera vez.

—Bueno la comida estará lista en un. rato, pero prepararé Gyoza para ir empezando.—Habló el chico mientras dejaba el plato en la mesa donde ya sus familias se encontraban sentados.

La pareja fue la última en sentarse, uno junto a al otro y sosteniendo la mano del otro por debajo de la mesa. Moriko, que se encontraba sentada al otro lado de su hija, la codeó levemente para llamar su atención.

—Te conseguiste un hombre que cocina de maravilla, nada mal.—Le susurro, a lo que ambas rieron.

La noche transcurrió igual de agradable como empezó, entre conversación variadas y anécdotas sobre ambos jóvenes. Finalmente, poco antes de la media noche, ambas parejas se retiraron deseándoles lo mejor a sus hijos y yernos.

—Ahh, estoy exhausta.—Suspiró Izume tras dejar el último platos en el fregadero y estirarse.

—Si quieres ve a descansar, yo termino aquí.—Ofreció el castaño.

Ella negó.—Si lo hacemos juntos terminaremos antes.

La azabache puso música de un pequeño estéreo y se acercó para ayudar a lavar y acomodar todo. Pasaron casi una hora entre el labor y una que otra broma y beso, pero finalmente acabaron, como aseguró ella, más rápido.

Osamu secaba sus manos y daba los últimos toques para dejar su preciada cocina en orden cuando sintió a la mujer abrazarlo desde su espalda y apoyar su cabeza contra ésta.

—¿Sabes que te amo?

Osamu sonrió y pronunció un corto "si". Terminó con lo suyo y se volteó para abrazar de frente a la más bajita, quien ahora apoyaba su cabeza contra el ancho pecho del varón.

—Yo a ti—Dijo dejando un beso sobre su cabeza.—Muchísimo.

—Eres el mejor novio que existe, soy una suertuda.—Murmuró ella mientras levantaba su vista para encontrarse con la de Osamu, se la notaba cansada.

—Lo se—Rió—Y seré también el mejor esposo algún día, planeo cumplir con esa promesa.—Susurró tomando la mano de la chica y dejando un beso en ésta.

Cuando finalmente encontraron la casa, Osamu había prometido a Izume que lo siguiente que haría sería pedirle matrimonio. Ella nunca supo si lo decía en broma, por la emoción del momento o de verdad se estaba comprometiendo a hacerlo, le daba igual. Estaría más que feliz de aceptar tal propuesta, pero para ella con tal de tenerlo a su lado, le daba igual de qué manera fuera, novios o esposos, solo saber que Osamu Miya estaría ahí para ella era más que suficiente.

—Estoy feliz, no importa si eres mi novio, mi prometido o mi esposo, con que estés a mi lado se que todo estará bien.—Confesó para después ponerse en puntitas de pie y dejar un beso en los labios del más alto.

Se abrazaron mutuamente, fundiéndose en un momento sumamente íntimo y especial. Ninguno tenía que decir nada, no hacía falta, ellos ya se entendían a la perfección, como si uno estaría conectado al otro, las palabras sobraban muchas veces, como si hubieran estado ahí para ser elegido por el otro.


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AHHHAHHH NO LO PUEDO CREER, después de un año termino un proyecto al que le puse muchísimo de mi, y que recibió mucho cariño y apoyo, de verdad no me alcanzan las palabras para agradecerles en acompañarme en esto💖💖.

Espero que hayan disfrutado tanto como yo este fanfic. Confieso qué hay mucho de mi propia historia, tanto en la situación familiar de Izume como en la relación de ambos, y eso hace mucho más significativo todo esto.

Amo escribir, y es la primera vez que recibo tanto cariño en algo que hice, así que de cerda de verdad de verdad muchísimas gracias por cada voto, comentario y simplemente por estar ahí todo este tiempo.

Les amo muchísimo y no veremos en otro proyecto.

-Mars.


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