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Para su sorpresa aquella salida, más allá de la incómoda conversación del inicio, no fue tan terrible, de hecho fue divertida. Había pasado ya tiempo que no salía con Atsumu, la última vez que la pelinegra había salido con ellos fue hace unos meses por el cumpleaños de los gemelos, cuando fueron a ver un partido de la V League juntos, recordaba perfectamente ese día, cuando Atsumu consiguió que su jugador favorito, que jugaba para la selección nacional, y en esa ocasión, en los Black Jackals, firme su camiseta, cosa que por desgracia, Osamu no consiguió, en su lugar Izume se quedó junto a él, prometiéndole que en el siguiente partido ella misma le conseguiría un autógrafo para él.

Durante la salida él se abstuvo de mencionar aquel tema tan incomodo y polémico, claro que además de que cada vez que mencionaba algo en relación a eso la chica le amenazaba con golpearlo. Aún así no podía ignorar que oficialmente su peor pesadilla se había cumplido.

Un triángulo amoroso con los gemelos Miya. Atsumu no bromeaba respecto a que Izume era el sueño de toda adolecente, dos lindos chicos buscando conquistarla, si sería un sueño para ella, de no ser, que esos lindos chicos eran sus mejores amigos, que eran hermanos, y que, para empeorarlo, ella debía admitir que también le gustaban ambos, aunque no de la misma forma.

Una vez ambos adolescentes se encontraban frente a la casa de la ojiazul, se miraron expectantes.

—Suerte en el campamento, y dale mis saludos a Sakusa-Kun —Dijo finalmente la chica terminando con el silencio.

—Ya deja de ser tan sociable cada vez que nos acompañas a un torneo, me pongo celoso—Admitió riendo el chico.

Izume se sonrojó levemente y evitó la mirada del rubio.

—Bueno, adiós—Dijo finalmente.

En un acto que ella creía, terminaría en una simple despedida terminó en un muy breve beso entre ambos. La chica, alarmada, empujó levemente al mayor.

—Para que te sirva de recuerdo—Bromeó Atsumu caminando tranquilamente a su hogar, dejando a Izume paralizada.


Maldijo al rubio en mil idiomas en su cabeza, entró frustrada a su casa. Y entonces esa frase llegó a su cabeza.

"Por favor no me ilusiones" Pensó en Osamu y esa pequeña promesa que tenían. La culpa cayó en ella al darse realmente cuenta de la situación.

Vaya idiota era.

;;

La ausencia de Atsumu esa semana se notaba en la Paz en el ambiente, sin pelea de hermanos ni comentarios, a veces, desubicados. No es como que fuera la peor de las compañías, pero si llegaba a ser exasperante convivir con el armador cotidianamente.

Era medio día. Osamu se encontraba sentado en el suelo de los jardines de la preparatoria, bajo la sombra de una de los edificios de esta, y en sus piernas, apoyando su cabeza en estas, se encontraba Izume leyendo pacíficamente. Ambos habían terminado de almorzar y se encontraban disfrutando el poco tiempo que restaba antes de volver a sus clases.

Con la ausencia del gemelo, ambos aprovecharon a pasar más tiempo juntos, de una forma más íntima, claro, siempre alejados de la vista de los demás para evitar hacer correr algún rumor.

—Osamu—Le llamó la pelinegra mientras dejaba su libro a un lado, tomando la mano del mencionado y jugando con los dedos de ésta.

—Mmh—Pronunció en señal que la escuchaba.

—Me gusta lo que cocinas—Habló sin más.

—Gracias—Le sonrió, dirigió su mano libre al cabello de su amiga, acariciando sus oscuros mechones.

Choose you; Miya Twins Donde viven las historias. Descúbrelo ahora