Matthew.
Jamás en mi vida hubiese pensado que Sam y yo haríamos algo así en un lugar atestado de personas y con Olivia y Alexander a sólo unos cuantos metros de nosotros.
Desde que vi por primera vez a Samantha esta noche, no pude quitarle los ojos de encima; aún cuando Olivia no dejaba de decirme que no fuese tan descarado. Nada me importa cuando Samantha está cerca de mí, ni Alexander, ni Olivia, ni siquiera mi familia me importa, porque sólo tengo todos mis sentidos activos por y para Sam. Ella se roba mis pensamientos y los latidos de mi corazón, ese corazón que es suyo desde hace mucho tiempo.
Sé que ella me ama como lo hago yo y que ya no esté a la defensiva, ni siendo cortante conmigo, dice mucho de lo que siente por mí. Ya se ha dado por vencida y ha aceptado lo que siente por mí. Yo no puedo estar más feliz porque sería imposible, creo que podría hasta explotar de felicidad.
Desde nuestra primera noche juntos me he estado moviendo para solucionar lo del divorcio con Olivia sin que afecte a la empresa de mi padre, y con lo que ha pasado esta noche me he recargado de energía para continuar con la solución que necesito para poder finalmente estar junto a la mujer que amo; junto a esa mujer que me vuelve loco, pero que al mismo tiempo me mantiene cuerdo.
La veo salir del baño con la pelirroja que es su secretaria y por lo que veo también es su amiga. Luce como si no fuésemos hecho el amor hace un momento, con esa sonrisa tan característica de ella; no es una grande que enseñe todos los dientes y llame mucho la atención, pero tampoco es una sonrisa con los labios cerrados. Es totalmente perfecta para mí.
—¿Donde estabas? —se me acerca Olivia cuando me ve apoyado en la barra, tomándome un trago del gintonic que tengo en la mano.
—Por ahí.
—¿Por ahí donde?, desapareciste por un buen rato.
—Por ahí y ya —respondo malhumorado—. No eres mi mamá para estar exigiéndome que te diga donde he estado.
—Soy tu esposa y eso pesa más, así que dime donde has estado —masculla.
—He estado donde no te importa.
No espero a que diga algo y me alejo de ella. No quiero que mi alegría se desvanezca por culpa de ella.
La noche apenas está empezando, pero yo siento que ha pasado mucho tiempo ya. El tiempo con Sam se paraliza porque siento que hemos estado mucho tiempo dentro del baño, pero sólo pasaron unos 15 o 20 minutos.
Veo a Sam acercarse a mis padres y como se sonríen con cariño. Cuando me acerco a ellos los escucho hablar de qué harán mañana, ya que mi familia se va en dos días y quieren aprovechar el tiempo para estar juntos.
Mi mirada se conecta con la de Sam intencionalmente y ella parpadea varias veces dejándome notar lo que una simple mirada le hace sentir, porque es exactamente lo que ella me hace sentir a mí.
Cassandra se une a nosotros colocándose entre papá y Sam, provocando que Sam se acerque más a mí. Ella no hace ningún intento para alejarse un poco y yo mucho menos. Tenerla así de cerca aunque estemos con mi familia y en una fiesta, altera mis sentidos.
Los escucho hablar a todos, hasta a Sam, pero yo sólo me concentro en su cercanía. No importa que hace sólo un momento estuvimos juntos —y muy unidos por cierto—, porque quiero todo con ella, todo de ella, y ese fugaz momento que compartimos no es suficiente para mí. Quiero más.
Disimulando, acerco mi mano a la de ella y roso levemente nuestros dedos, tan leve que apenas se siente, pero que me llena. Ella se tensa un poco, pero luego se relaja y no aparta la mano, cosa que me emociona más.
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Resurgir (libro II) ✔️
RomanceDespués de tres años desde la última vez que se vieron, desde la última vez que sus miradas se cruzaron y cada uno tomó su camino en dirección opuesta al otro, vuelven a encontrarse. Sus caminos vuelven a cruzarse. *** Sam ha seguido hacia adelante...