Capítulo 23

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Samantha.

Los Collingwood estuvieron aquí una semana y se fueron hace dos días; siento que estuvieron un día y que se han ido hace tres meses. Ese último día con ellos aquí estuvo bien, pero hubiese estado mejor sin la presencia de la incomodidad que a veces reinaba.

Para mí era incómodo estar en el mismo lugar que Matt y Alex, sumándole la presencia de Olivia pegada a Matthew como una lapa. Tanto para Alex como para Matt tuvo que ser incómodo estar en el mismo lugar durante todo un día y sé que Grace y Leonard no estaban muy cómodos con esos dos juntos. La única que quizá pudo divertirse un poco por la situación fue Cassandra; ella con fastidiar a Olivia y hacerme saber en susurros que eso no estaría pasando si yo me decidiera por fin dejar a Alex, fue suficiente para que ella pudiera divertirse.

—Buenos días, Maya —saludo al pasar por su lado y entrar a mi oficina. Ella se levanta de su escritorio y me sigue.

—Buenos días, Sam —cierra la puerta detrás de ella—. ¿Empezaremos con los preparativos de tu boda?

—No, faltan un par de meses para eso, todavía hay tiempo —dejo mi bolso sobre el escritorio y me siento en la silla detrás de este.

—Creo que deberías de empezar, al menos con algunas cosas porque luego quedará todo para lo último y vas a estresarte.

—Quizá tengas razón, pero deja que me tome unos días, apenas hemos salido de la fiesta a beneficio de los niños sin hogar —abro el ordenador para empezar a trabajar.

—¿Quieres tomarte unos días para pensar si la boda se realizará o no? —pregunta sin titubeos.

Desde el día con los Collingwood he intentado hacerme creer que la decisión de esperar para empezar a organizar la boda es porque todavía faltan un par de meses y que puedo organizarla en un mes, pero sé que lo que me ha llevado a tomar esa decisión ha sido que quiero esperar por Matt. Quiero esperar a ver si de verdad se divorcia de Olivia. En lo más profundo de mi ser he empezado a tener la esperanza de que podamos estar juntos, pero juntos de verdad, no como hace tres años que estábamos juntos, pero al mismo tiempo no lo estábamos porque él seguía comprometido, y mucho menos como ahora que ni siquiera estamos juntos, lo que hay entre nosotros es algo de un momento y cuando mucho, una noche.

—No lo sé, Maya —le confieso—. Soy más confusión que persona.

Creo ver un atisbo de sonrisa en su rostro, pero logra disimularla.

—Cuando decidas empezar, aquí estoy para ayudarte. Ahora —abre la libreta que tiene en las manos—, tienes una reunión en media hora y otra después del almuerzo.

—Gracias por estar para mí —le sonrío— y gracias por avisarme de las reuniones que claramente se me habían olvidado.

—Para eso estamos —sonríe también.

Se voltea y se va dejándome sola.

La mañana transcurre como un día más de trabajo, asisto a la reunión que tengo para luego seguir en la oficina. A la hora del almuerzo recibo un mensaje de Alex diciendo que se ha ido con Ben a una reunión fuera de la oficina y se disculpa por no comer conmigo.

Le digo a Maya que voy a comer aquí y sola para que pida mi comida en la cafetería.

La pantalla de mi teléfono se enciende y aparece el nombre de Matt en ella. Inevitablemente una sonrisa boba aparece en mi rostro y no lo pienso ni dos segundos antes de cogerlo y contestar la llamada.

—Buen día, señor Collingwood —saludo de una manera formal y poco usual entre nosotros.

—Ahora estamos con formalidades, señorita Wesley —responde y sin tener que verle el rostro, sé que tiene una sonrisa juguetona adornando su rostro—, pensé que ya habíamos pasado esa etapa.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora