Capítulo 19

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Matthew.

No puedo creer que pasé la noche con Samantha e hicimos el amor. ¡Dios! como extrañaba tenerla entre mis brazos y hacerle el amor. Sentirla durante toda la noche, besarla sin ningún problema, mirarla dormir; eso es algo que me encanta hacer, ver como su respiración es acompasada y tranquila, como su pecho sube y baja con cada inhalación y exhalación, como su boca se entre abre en ocasiones. Es simplemente maravilloso.

Después de lo de anoche no quiero seguir despertándome solo en una habitación, con el espacio vacío y frío a mi lado. Quiero que su cuerpo cálido repose ahí y pueda despertarme cada mañana y dormirme cada noche con su presencia junto a mí.

Sé que me va a costar volver a tenerla devuelta y resolver lo que pasa con Olivia, pero, ¿no dicen que lo que rápido sucede, rápido termina?, no sé si realmente sea así, pero es lo que pienso y no quiero que lo de Sam y yo sea algo pasajero, quiero que sea eterno. Que vivamos felices para siempre como decían en esas películas de Disney que Cassandra veía y yo era obligado a ver también.

Papá y mamá no son tontos y sé que al verme con una sábana atada a la cintura y a Sam salir de la habitación, saben lo que estuvimos haciendo, pero en lugar de avergonzarme, me divierte, porque a Sam sí le avergonzó el hecho de que se hayan dado cuenta y se le notaba lo tensa e incómoda que estaba.

Mamá lo único que me dijo fue «no voy a decirte nada porque ambos son adultos y saben lo que hacen» y papá sólo me dio una palmada en el hombro cuando pasaron por mi lado y entraron en el ascensor.

Escucho mi teléfono sonar cuando estoy en la ducha, pero dejo que suene y no me apresuro a salir de debajo del agua. Si es importante volverán a llamar.

Salgo del baño con la toalla en la cintura y me dirijo a la ropa que llevaba puesta ayer. Prefiero ir a la oficina con el mismo traje que usé ayer a tener que ir al apartamento y encontrarme con Olivia, eso arruinaría por completo la mañana perfecta que estoy teniendo. Si bien no estoy ahora con Sam haciendo lo que quería —estar junto a ella todo el día—, pero estoy feliz de haber despertado con ella mi lado y ya eso ha hecho una mañana perfecta.

No he terminado de sacar la toalla de mi cuerpo cuando el teléfono vuelve a sonar, anunciando una nueva llamada. Me acerco a él para ver de quien se trata y es la persona que me ha ayudado para que anoche y hoy esté así de feliz.

—Hola, Cass —saludo apenas descuelgo. Coloco el teléfono en altavoz para poder continuar con la tarea que me había propuesto a hacer antes de recibir la llamada.

—¿Ya te fuiste del hotel o sigues ahí con Sam? —pregunta sin más, sin dar rodeos y ni siquiera saludar. Es así cuando está impaciente por saber algo. Es una pequeña chismosita, pero así la amo. Gracias a eso me está ayudando con Sam, así que no puedo recriminarle nada.

—¿Crees que si estuviese con Sam te hubiese contestado?

—Buen punto —acota—. No voy a preguntar qué sucedió anoche porque primero sería muy asqueroso escucharlo y segundo, ya tengo suficiente con imaginarlo. Pero quiero saber si hablaron aparte de hacer otras guarradas.

—¿Por qué no esperas a que Sam te llame o te busque para preguntarle a ella?

—Porque no sé si vaya a matarme antes de siquiera hablar conmigo o dejarme hacerlo a mí —exagera.

—No seas dramática que sabes que ella no haría algo así jamás —me río—. Aunque, aquí pensándolo bien, sí podría ahorcarte después de haber hecho que subiera por un regalo y que la cosa terminara...

—¡Matt! —me regaña—, no quiero escuchar nada de lo que hicieron en la noche y quizás esta mañana.

—En la mañana no quiso hacer nada —un puchero se forma en mis labios a pesar de que nadie puede verlo.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora