Capítulo 31

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Matthew.

Me alegra que por fin tú y Sam vayan a estar juntos de verdad —comenta Cass, mientras ambos terminamos de hacer el intento de cena.

Mamá ya ha salido de la cama, pero no queremos que se meta en la cocina todavía. Ha sido muy difícil evitar que entre a cocinar, pero no imposible; lo hemos logrado.

Sam se ha ido apenas hace unas horas al aeropuerto para regresar a Londres y en tan sólo una hora sin ella, ya me siento vacío. Siento que me falta mi otra mitad y es porque así es, Sam es la otra parte de mi vida que me ha faltado estos tres años, pero ahora que hemos vuelto a estar juntos, no pienso dejar que esa mitad de mi vida se aleje por mucho tiempo más que por un viaje de este tipo. Puedo saber estar sin ella por unos días, pero ya no por mucho tiempo más que eso. No es dependencia emocional porque sé estar sólo, pero no soporto la idea de estar mucho tiempo alejados cuando hemos perdido tres años de nuestras vidas separados.

—¿De verdad? —pregunto sin entender a qué se refiere con eso.

—Sí. Cuando estuvieron juntos hace tres años realmente no estuvieron juntos porque tú seguías comprometido con la víbora —explica, llenando los platos con el intento de pasta que acabamos de hacer—. Pero ahora van a estar juntos de verdad, ya no habrá nadie que los separe ni que les impida estar juntos.

—Siempre hemos estado juntos, quizá no físicamente, pero nuestras almas y nuestros destinos sí que lo estaban —insisto en creer en que siempre hemos estado juntos, aun así la distancia y otras cosas nos separaran.

—Su madre y yo ya estamos en la mesa esperando por ustedes y la comida —aparece papá en la cocina, observando el desastre que tenemos y la comida que es servida en los platos—. Su madre no debe de enterarse de esto, porque sino, va a venir a limpiar ella. La mantendré lejos —ambos asentimos—. Son un desastre en la cocina —murmura divertido, burlándose mientras va de camino con mamá, pero se frena repentinamente y vuelve a voltearse—. Matthew, mañana tenemos que ir a eso de las 10 de la mañana a la oficina. Tenemos una reunión importante —avisa.

—¿Por qué yo no soy invitada? —Cassandra se cruza de brazos, dejando de servir la comida y mira a papá con el entrecejo fruncido.

—Puedes venir también, cariño —papá le habla como si fuese una niña pequeña porque para él lo sigue siendo pese a que Cass tiene 25 años—. Le dije a Matthew porque es de vital importancia su presencia —me mira de una forma que no logro entender y la curiosidad me invade.

—Entonces mañana a las 10 estamos saliendo juntos los tres —anuncia Cass.

Papá asiente y se va de nuevo con mamá para no dejarla sola, ya que vendría a ver qué hacemos y nadie quiere que vea el desastre que hay en la cocina.

~*~

Logramos salir a las 10 en punto de milagro porque salir con Cassandra amerita decirle una hora antes para que esté lista a tiempo, pero como papá ya me había dicho la hora estando ella, no se podía decir otra.

Papá nos lleva hasta la sala de juntas la cual está vacía. Nos sentamos en las sillas y esperamos unos cinco minutos hasta que entra a la sala uno de nuestros abogados. Miro a papá con extrañeza, porque no entiendo qué hace un abogado en la reunión que tendremos, pensaba que sería algo de trabajo.

Lo saludamos y él se sienta a esperar a no sé qué, igual que nosotros. No mucho tiempo después se escuchan unos tacones chocar contra el suelo y un murmullo que no logro entender qué dicen.

—¿Qué estamos haciendo aquí, papá? —escucho preguntar cuando los murmullos están más cerca y se logra entender. Es una voz femenina que no podría confundir jamás, y es la dueña del ruido que se aproxima.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora