Capítulo 30

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Samantha.

Volver a Inglaterra sin Matt se me hace un poco difícil, me he acostumbrado a él en este tiempo que estuve en Los Angeles y volver sin él me agobia un poco, pero entiendo que quiera estar más tiempo junto a su familia, además que no puedo empezar a tener apego emocional con él cuando nunca lo he tenido.

Después de muchas horas de vuelo pensando en todas las formas de cómo romper el compromiso sin que Alex salga muy afectado, por fin toco tierra inglesa. Lo primero que hago es llegar a casa y me encuentro con el lugar vacío; Alex ya debe de estar en la oficina por la hora que es.

Me tomo mi tiempo para bañarme y cambiarme de ropa, como algo también y me bebo una taza de café para recargar las energías que se pierden en un vuelo tan largo.

Cuando llego a la oficina me doy cuenta que extrañaba venir a trabajar. Trabajar para mí siempre ha sido muy importante desde los 18 años; porque desde ese momento que me volví independiente,  soy la única responsable de mí misma y me gusta obtener las cosas por mí y para mí, por eso mismo la propuesta de Matt de ir a trabajar a la empresa de ellos no es muy llamativa para mí, no me gusta obtener cosas o en este caso, un puesto de trabajo por el cual no he trabajado duro por conseguir.

Antes de llegar a mi oficina está la de Alex y pienso en si entrar ahí antes de ponerme al día con el trabajo o ir directamente a la mía. Pensar en verlo de una vez y hacer como si las cosas entre ambos están bien, no es una idea muy llamativa para mí, pero no puedo ser una perra e ir directo a mi oficina cuando él me ha estado ayudando con mi trabajo el tiempo que no estuve aquí. Además, merece que vaya a verle antes de ponerme a trabajar, pese a todo sigue siendo mi prometido.

Como es costumbre entre ambos, ninguno toca la puerta, sino que entra directamente. Realmente es una mala costumbre, porque es nuestra privacidad la que estamos invadiendo, pero eso ya es algo que hacemos desde hace mucho tiempo y sin habernos puesto de acuerdo.

—Hola... —mi saludo se queda suspendido en el aire y el resto de palabras se me atascan en la garganta al encontrarme con la imagen que tengo frente a mí. Alex y Maya se separan rápidamente de ese beso apasionado que estaban compartiendo justo frente a mí.

Alex abre los ojos como dos huevos fritos al darse cuenta de que estoy frente a él y que acabo de ver lo que estaba haciendo.

Una punzada se me clava en el pecho con fuerza. Sé que no soy la indicada para reprochar nada porque yo le he hecho lo mismo, pero eso no me quita la sorpresa de encontrarlo engañándome, y con la mujer que dice ser mi amiga.

—Sam, puedo explicarlo... —deja de hablar cuando elevo la mano con la intención de que se calle.

—No tienes que explicar nada porque lo he visto por mí misma —murmuro dolida, porque el que yo le haya hecho lo mismo no quita el dolor que siento al verlo engañarme. Porque verlo no es lo mismo a que te lo cuenten.

Jamás hubiese imaginado que Alex me hiciera eso. Todo este tiempo he creído que soy una perra por haberlo engañado y él me ha estado haciendo lo mismo y lo peor de todo es que lo ha hecho con alguien que creía que era mi amiga.

—Podemos explicarte, Samantha —habla la pelirroja, con cierta vergüenza.

Me río decepcionada.

—¿Qué van a explicar?, ¿qué me han visto la cara de idiota todo este tiempo? —digo irónica—. ¿Cuánto tiempo llevan haciéndome esto?

—Sam, esto no es nada, déjame explicarte —se apresura a decir Alex, acercándose a mí, pero yo me alejo caminando hacia atrás. Me mira dolido—. Lo que has visto es un error.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora