Capítulo 17

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Matthew.

Cuando Cassie se fue no imaginé que sería para luego enviarme un mensaje y hacerme venir a su habitación para contarme su «plan», que consiste en que me quede en la habitación mientras ella hace que Sam suba. Me dijo explícitamente que le dijera a nuestros padres que saldría con ella para que Olivia no se enterara de nada y no arruinara su plan. Claro, eso me lo dijo cuando ya estaba aquí porque su mensaje sólo decía «dile a papá y a mamá que saldrás conmigo y sube a mi habitación». Hice exactamente lo que dijo, pero sin entender porque me había enviado un mensaje así, hasta que subí y me contó su «magnífico plan» según lo llamó ella.

Quiere que Sam y yo volvamos a estar juntos sin importar quien esté en medio —Olivia y Alexander—, ella sólo quiere vernos juntos y felices porque según Cass, no lo somos y no dudo de ello porque sinceramente sin Sam no soy feliz, sino todo lo contrario, pero no me había dado realmente cuenta hasta que volví a verla. Cuando me casé con Olivia, me resigné a estar con ella y dejar ir a Sam, pero, al volver a verla fue como si mi alma volviera a mi cuerpo, dándome a entender que en los tres años que llevaba lejos de la mujer que amo, fui infeliz a cada segundo.

Por eso, cuando Cassandra me contó su plan, no lo pensé ni un segundo y le dije que sí. Estar al menos un segundo a solas junto a Sam es suficiente para mí. Cuando se ama de verdad los segundos son muy importantes porque con un segundo que nuestros labios se rocen, es suficiente. Es mejor eso que nada. Al igual que ver su sonrisa por unos segundos es suficiente para iluminar mi día y hasta mi vida entera. Sí, puede sonar cursi, pero cuando estás verdaderamente enamorado es que te das cuenta lo que significan los segundos al lado de la persona que amas.

Después de que Cassandra me contara su plan y se fuese de la habitación con la intención de saber en qué momento Samantha piensa irse del hotel para enviarle un mensaje diciendo que tiene un regalo para ella, pero lo que no sabrá Sam, es que su regalo realmente seré yo, porque esa cajita que está en la mesa de noche no contiene nada más que una carta dentro de ella, la cual no tengo idea qué dice, porque mi querida hermana no me quiso decir nada.

Escucho como la puerta de la habitación se abre, así que entro rápidamente al baño para que no pueda verme cuando encienda la luz. Escucho sus pasos acercarse y logro ver cómo va directo hasta la cajita que está en la mesa de noche. Salgo sigilosamente del baño para que no logre escuchar mis pasos, pero es Sam, siempre está alerta y justo cuando estoy detrás de ella, se voltea.

—¿Qué haces aquí? —pregunta, y veo como una pequeña arruga aparece en su frente cuando frunce el entrecejo, desconcertada.

Me quedo mudo ante su belleza.

Su belleza es inigualable.

Es tan hermosa como el cielo cuando el sol va desapareciendo por el horizonte, dejando rayos de luces en el cielo, pintándolo de diferentes colores y dándole diferentes formas gracias a las nubes en él. Y lo más hermoso de todo es que cada día te sorprende más por lo diferente que es su belleza, ya que no es igual al día anterior ni al anterior a ese, y la belleza de Sam es así, cada día es más hermosa y diferente.

En la cena junto a mi familia y Olivia tuve que hacer un esfuerzo descomunal para no mirarla tanto —aunque creo que fallé en el intento— y no lanzarme a ella y besarla como justo ahora quiero hacer. Sus labios fruncidos me llaman pidiendo que los bese, pero no sólo por un par de minutos o unos cuantos segundos, no, si no para toda la vida.

—¿Vas a contestarme o seguirás mirándome? —vuelve a hablar, cruzándose de brazos y mirándome con una ceja elevada.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora