Capítulo 15

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Samantha.

Me despierto más temprano de lo normal porque debo ir al aeropuerto. Hoy llega mi familia y voy a ir por ellos. Me dirijo al baño emocionada, pero en silencio para no despertar al hombre que duerme en la cama. Quiero que descanse un poco más antes de que tenga que ir a la oficina.

Me baño y me visto con algo cómodo; nada de ropa formal o tacones súper altos. Me coloco un pantalón de mezclilla, una camisa de rayas blancas y azul marino que me queda un poco grande y me llega a la mitad del trasero; le dejo dos botones abiertos para lucir el collar que llevo puesto. Me pongo unos zapatos deportivos tipo casual completamente blancos.

Salgo del vestidor después de colocarme mi usual perfume de vainilla que me encanta y coger la cartera blanca y las gafas de sol.

Alex sigue durmiendo, así que me acerco a dejar un beso en su frente antes de irme, pero cuando voy a alejarme de él, siento como me coge del brazo y me tumba sobre la cama y él, porque mi cuerpo queda la mitad inferior sobre la cama y su almohada y la otra mitad sobre el costado de su cuerpo. Hunde su cara en mi cuello y aspira mi olor mientras que me enrolla en sus brazos, apretándome hacia él.

—¿Ya te he dicho que me encanta como hueles? —murmura con la voz ronca.

—Sí, un montón de veces —me río—. Cariño, me tengo que ir, porque sino, llegaré tarde.

—Pueden esperarte un rato más. No se van a ir de ahí.

—Tengo mucho tiempo sin verlos y quiero estar ahí justo cuando bajen del avión —hago puchero pese a que no me ve, pero con el tono de voz sabe qué gesto tengo en el rostro.

—Voy a dejarte ir sólo porque sé cuanto los extrañas, porque sino, te desvestiría y te haría el amor —deja un beso en mi cuello antes de separarse, alejándose un poco para que pueda salir de la cama e irme.

—Nos vemos en la noche. Te quiero puntual, mira que ahora no me vas a tener como distracción —lo apunto con el dedo en una advertencia nada grave, pero sí seria.

—Estaré antes y verás que mi única distracción eres tú —me guiña un ojo.

—No me culpes de tu impuntualidad, porque lo eras antes de conocerme —me acomodo la ropa que se desacomodó al ser tirada en la cama.

—Y ahora intento recordar porque lo era y no lo entiendo. Ahora sí tengo una razón para ser impuntual —sonríe pícaro.

Intento sentir celos por lo primero que dijo porque puede tomarse de otra forma, como que era impuntual porque estaba con otras chicas que lo distrajeran antes de ir a trabajar o a otros lugares. Alexander es un hombre demasiado guapo y no sólo su cuerpo, ojos azules y boca regordita y rosada hace que quieras quedarte entre sus brazos todo el día. Pero no siento celos, no siento eso que sentía antes cuando distraído insinuaba cosas así o cuando las mujeres que babean por él querían acercarse.

Dentro de mí hay cosas que están cambiando y me asusta porque no quiero dejar de sentir todo eso lindo que he sentido por Alex. Se perdería la magia y el sentido de querer estar con él. No quiero que me suceda eso.

—Ahora sí me voy —le lanzo un beso en el aire.

—Te amo —dice sin dejar de mirarme como si fuera una diosa del Olimpo y sin quitar esa sonrisa que hace suspirar a cualquier mujer que la vea.

—También te amo —respondo y siento como las palabras raspan mi lengua.

Salgo de casa con dirección al aeropuerto en mi camioneta. Coloco música para distraerme de los pensamientos que me han invadido justo antes de salir de casa. Manejo con la voz de mis cantantes favoritos y aparco el auto justo cuando estoy como loca cantando Teenage dream de Katy Perry.

Resurgir (libro II) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora