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Miró el techo de su habitación con seriedad, su mente era un desastre, ¿Por qué tenía que seguir pensando si la respuesta era obvia? Jimin mordió su labio inferior con fuerza, mataba por un cigarrillo o un whisky doble, pero, era algo que no podía obtener ¿Por qué le importaba? Estaba odiando su propia mente y cuerpo, la respuesta era más sencilla de lo que cualquiera pudiera imaginar, tenía que deshacerse del bebé, simple como eso, no podía seguir embarazado, mucho menos sabiendo que el bebé que esperaba no era de su prometido, sino de su amante. Era claro, pero para Jimin, tomar la decisión se estaba volviendo una guerra, entre lo que debía hacer y lo que realmente quería. Amaba a Yoongi, su relación había sido inesperada, tomando en cuenta que se odiaban, pero, resultó ser lo más real en su vida, el amor que le tenía era tan grande, que amaba a su bebé, por el simple hecho de saber que era de ambos, algo que no esperaba, que no buscaba, pero que sentía correcto, sabía que si decidía deshacerse de él, Yoongi jamás se lo perdonaría, no era una opción, pero, ir en contra de su familia tampoco lo era.

Sólo quedaba un día para tener que viajar a Italia y estar cerca de su familia, el sólo hecho de pensarlo le causaba náuseas. Ellos no podían enterarse de que había jodido todo, tenían que seguir pensando que era la pareja perfecta para Jungkook, su familia dependía mucho de su unión, aunque eran poderosos, eso ayudaría a limar las asperezas y a hacer una fuerte alianza.

Se levantó lentamente, había descubierto que los movimientos rápidos o bruscos resultaban en mareos interminables, odiaba sentirse enfermo, y más aún, tener que fingir que todo estaba bien. Tomó un baño y se arregló, por más que deseara no podía seguir escondiéndose, se puso una gran cantidad de neutralizador de aroma, había investigado mucho, y los omegas en estado tendían a exparcir un aroma más dulce de lo normal.

Salió de la habitación a la hora del almuerzo, no había asistido a clases alegando que estaba enfermo, por nada del mundo quería toparse a Yoongi, desde el día que supo que estaba embarazado no habían hablado, huyó de él por completo, porque la decisión en sus ojos cuando le dijo que no dejaría que lo separará de su hijo le asustó, no sabía de lo que sería capaz, tomó precauciones, aunque por dentro estaba consciente de que actuaba de forma cruel y egoísta.

Estuvo mirando alrededor, nunca tuvo amigos, sólo aduladores, que hablaban pestes de él a sus espaldas y se reían de su situación, pero que estando frente a él eran los más amables y dulces, siempre fue de esa forma, no confiaba en nadie, porque consideraba que no existían las personas fe buena voluntad y buenas intenciones, al contrario, todos estaban buscando su propio beneficio. Cuando conoció a Yoongi fue diferente, este no fingía que estaba de acuerdo con todo lo que decía, le hacía sentir un tonto cuando en verdad hacía algo mal, lo miraba con burla y era transparente, al principio se llevaron realmente mal, pero con el tiempo esas diferencias fueron lo que terminó acercándolos, terminaron enamorándose a pesar de saber que estaba mal, ahora, Jimin tenía que tomar una decisión, entre lo que deseaba y lo que su familia había decidido para él.

—Jimin—dijo uno de los achichincles de Jungkook, quien parecía un payaso regocijandose por doquier—. Jungkook te estaba buscando, se encuentra en el jardín central.

Si no quería ver a Yoongi, menos a Jungkook. Antes, su relación era cordial, fueron una pareja real, aunque no lo amaba y sabía que Jungkook era un infiel de primera, llegó incluso a sentirse confundido por sus sentimientos hacia ambos, pero, el ruso era un idiota, y ahora su relación estaba realmente fracturada por el hecho de que Jungkook había conseguido un nuevo juguete más que interesante. Taehyung había llegado para poner su vida de cabeza y no entendía la razón por la cual todos parecían estar tan obsesionados con él. Llegaba a molestarle mucho.

No tenía opción más que buscar a Jungkook y saber que es lo que quería, porque la realidad era que tendrían que pasar unos días en Italia, cerca de su familia y debían fingir a la perfección. Jungkook estaba en la mesa de siempre rodeado de sus lamebotas, en una mesa de jardín perfectamente acomodada, parecía un Dios en ese lugar, mantuvo la calma, aunque estaba nervioso, esperaba que esté no pudiera oler nada en él o no le pareciera raro la gran cantidad de nautralizador que llevaba encima. Aunque, tanto omegas como alfas no mostraban su aroma, era algo extraño, Jimin estaba más nervioso de lo normal. A medida que se acercaba sentía una gran incomodidad en su estómago, casi náuseas, esperaba no terminar vomitando.

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