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Miami, Florida. Hace tres años y medio.

No sabía por qué estaban ahí, tampoco preguntó, se limitó solamente a disfrutar de sus pequeñas vacaciones, Taehyung estaba creciendo como todo un caprichoso, no había nada que Marco no le concediera, por eso, llevaba esa tarde a la casa vacacional con una gran cantidad de bolsas de tiendas de marca, compró todo un guardaropa completo. Estaba viviendo la vida que siempre quiso, sin complicaciones, sin preocupaciones, sólo existiendo, pensando en lo que usaría al día siguiente o a dónde saldría a divertirse, para muchos una vida completamente vacía, para él la gloria, después de vivir encerrado toda su infancia con su abuelo, recibiendo entrenamiento y malos tratos, lo único que quería en ese momento era disfrutar.

A sus diecinueve años y después de una vida dura, estaba feliz de haber sido entregado a Marco, era un buen hombre, siempre consentidor y amoroso, le gustaba estar con él, aunque era un tremendo idiota bebedor, lo hacía reír. No sabía si lo amaba, la realidad es que a veces se sentía suspendido en cuanto a sus sentimientos, su abuelo no se cansó de repetirle que el amor era innecesario, cuando nació Mathias, Taehyung supo que su abuelo estaba equivocado, él amaba a su hijo con todo su ser, y no escatimaba en cuidados, cariño y cosas cuando se trataba de él. Su bebé era simplemente perfecto.

—¿Estás pensando en acabar con todo mi dinero?

Miró a Marco con una sonrisa antes de acercarse para dejar un beso en sus labios.

—Es tu culpa, me diste una tarjeta sin tope. No son tantas cosas, compré algo para ti.

—¿Sólo algo? —bufó—. Eres un cabroncito consentido.

—¿No lo merezco? —hizo ojos de cachorro.

Marco se acercó a él y apretó una de sus mejillas.

—Espero que entre tus mierdas hayas comprado algo para mí, algo lindo que puedas usar esta noche.

—Puedes apostarlo—sonrió ladino—. Pero, lo sabrías si tan sólo pasaras tiempo conmigo, me abandonas toda la tarde.

—Son negocios bebé, con algo tengo que pagar tus caprichos—chasqueo la lengua—. Va a venir un hijo de puta muy pesado, tengo negocios fuertes que atender aquí.

—¿Quien? —preguntó con una ceja alzada.

—Nadie que le interese, usted sólo manténgase así de lindo y ya—beso su mejilla—. Estaré fuera unas horas, cuida de tu escuincle que no ha hecho más que llorar, me lo voy a llevar al cabron, tiene que aprender.

—Deja a mi bebé en paz, mejor lárgate con Dante. Si hay putas me enteraré.

—Ya quisiera tener tiempo para unas buenas putas, pero no es así, nos vemos amor.

—Adiós.

Marco lo miró una vez más antes de irse, era apuesto, con esa piel acanelada, cabello castaño oscuro, y barba de candado, wstaba en forma, le gustaba su acento rolo y la forma en la que se expresaba, había aprendido mucho de él. Fue a la cocina donde se sirvió un vaso de agua, el cual bebió lentamente, estaría solo toda la tarde, así que realmente no sabía en qué ocupar su tiempo. Una de las cosas que realmente odiaba del trabajo de su esposo era que lo dejaba solo mucho tiempo, aburrido y lindo. La nana entró a la cocina cargando a su amor. El bebé de tres años alzó sus bracitos hacia él en cuanto lo vio, Taehyung se acercó a cargarlo antes de que rompiera en llanto, Marco tenía razón, su bebé era un mocoso llorón, completamente dependiente de él, pero, no le molestaba, sólo cuando estaba demasiado cansado, beso su mejilla acomodandolo en su cintura.

—¿Comió?

—No mucho señor, estaba esperándolo, no dejó de llorar.

—Mati, no seas chillón, nadie quiere a los bebés llorones—saco del refrigerador un contenedor de fresas, tomó una y la mordió, saboreando, después le dió a su bebé quien no dudo en comerlo.

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⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

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