06

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Agust era bueno, mejor de lo que había pensado, porque en menos de tres días él ya había conseguido algunos clientes, quienes estaban deseosos de conseguir droga a menor precio y de mejor calidad de la que Valcov les ofrecía, era un negocio silencioso, nadie además de ellos sabían las movidas, hacían los pedidos por mensaje a un número restringido, inrastreable, después se les entregaba en el laberinto, Taehyung estaba feliz, él conseguía todo lo que le pedían, incluso armas, sus contactos le veían en el bosque, además de darle algunas cosas más que ofrecía y se vendían, no estaba ganando demasiado, pero no lo hacía por el dinero.

En una semana las ventas y las ofertas se acrecentaron, entonces pudo subir los precios por cosas más especiales, y mágicamente se vendían, podía ver de lejos como Jungkook y sus lamebotas estaban sospechando, pero nadie podía darles pistas, porque ninguno sabía realmente quiénes estaban detrás de aquel negocio clandestino.

Taehyung se burlaba en sus rostros, sonriendo de forma inocente a Jungkook cada que se lo topaba, no habían hablado desde aquella noche, Jungkook no se había acercado, sin embargo, no dejaba de verlo, de seguirlo a todas partes, podía ver en sus ojos el deseo, aquel casi beso lo había dejado con ganas de más.

Le excitaba saber que estaba tan deseoso de él, que no dejaba de provocarlo, era un juego divertido, sin embargo, aún tenía una misión que cumplir y era momento de ponerse manos a la obra, sino quería que el tiempo pasara y todo fuera en vano.

—¿Qué se traen tú y Agust? —preguntó Yoongi una tarde cuando los dos habían decidido comer juntos en el jardín.

—¿Celoso? —elevó una ceja de forma sugerente.

Yoongi bufó. —Yo no tengo celos, nunca los he sentido.

—Siempre hay una primera vez para todo.

El pelinegro se encogió de hombros, había algo en él que a Taehyung le gustaba, tal vez era su forma varonil de responder, su físico que atraía demasiado, no siendo muy vistoso, pero con un aura llena de dominancia, su aroma fuerte, sus ojos oscuros y decididos, era su tipo.

Ambos comieron en medio de una lucha de coqueteo, Taehyung miró a unos metros de distancia a Jungkook de lado de su novio observándolos, sonrió lleno de picardía. Estaba entrando en un juego, uno donde él tenía el poder.

—Postre—dijo acercando a sus labios un poco de mus de chocolate.

Yoongi abrió la boca sin dejar de mirarlo, probando de la cuchara que le ofrecía, sin querer Taehyung había llenado un poco sus labios.

—Te ensucie.

—Tú ensucias, tú limpias.

Sonrió ladino, bajo la mirada llena de burla de Yoongi, se acercó, gateando sobre el pasto, con una mirada felina que al mayor volvió loco, desde Jimin no se había sentido atraído de esa manera por otra persona, espero paciente, sumido en la seriedad, hasta que Taehyung estuvo a escasos milímetros de su rostro, sonriendo, sacó la lengua y con un toque delicado lamió el labio inferior de Yoongi, tomando las sobras del betún. Se iba a alejar, pero la mano en la nuca se lo impidió, Yoongi suspiró como advertencia, antes de juntar sus labios.

Fue un beso cargado de sensualidad, Taehyung dejó que Yoongi llevara el ritmo y vaya que era buen besador, llevaron un ritmo pausado, suspirando por las caricias de sus lenguas. La sensación era buena, el sentir que era visto por los que estaban en el jardín también, siempre le había gustado llamar la atención, sea de buena o mala manera, su reputación no le interesaba.

Las grandes manos pararon a su cadera, sosteniendo con fuerza su cuerpo, a Taehyung  le gustaba jugar, era excelente en ello, así que sin esperar, se sentó a horcajadas sobre su regazo, tomando los cabellos oscuros y jalandolos, enterrando sus dedos entre las hebras suaves y sedosas, su aroma era exquisito, masculino, pero fresco.

The Circus Of Darkness Donde viven las historias. Descúbrelo ahora