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Miraba a través de la ventana, hacia el bosque, el ambiente era frío, pero, aún así, desearía estar allá afuera, se estaba cansado de ese lugar, aunque no era pequeño y tuviera todo lo que necesitaba, menos su teléfono y alguna forma de comunicarse con el exterior, se sentía atrapado. Estaba nervioso, había pasado más de un mes, sus heridas estaban curadas por completo, aún tenía algunas dificultades y pequeños dolores, pero era soportable, estaba listo para irse.

Jungkook lo visitaba a menudo, pasaba con él los fines de semana, pero, no había mencionado nada acerca de dejarlo ir, Taehyung sentía ansiedad, sabía que el ruso no confiaba en él, era obvio, tampoco hablaban de sus planes o lo que pensaba sobre ir en contra de los Piromalli, eso lo ponía en desventaja, tenía que dar señales de vida, confiaba en que su cuñado, Dante, le ayudaría a mantener a todos en orden y esperar, pero, no tenía mucho tiempo.

Bebió un poco más de alcohol, pensando en la manera eficaz para salir de ese lugar, que estaba fuertemente custodiado, conocía bien a los Valcov, al final del día, Jungkook no era el único que había conocido con ese apellido, su poder era inmenso y debía tener cuidado.  La puerta se abrió, Jungkook ingresó a la habitación, con el mismo semblante de siempre, algo dentro de él se removió, no podía dejar de lado el fuerte interés y la atracción que sentía por él.

—Hola malysh, ¿Qué estás haciendo?

—¿Qué crees? Nada, no hay nada qué hacer—bufó renuente.

—Veo que no estás de buen humor, ¿Por qué?

—¿Todavía lo preguntas? —desvió la mirada a la ventana, no quería verlo en ese momento—. ¿Cuándo me vas a dejar ir?

—Traje ropa para ti, una muy linda por cierto—dijo al tiempo que dejaba las bolsas de compras sobre la mesa de vidrio, justo donde estaba el plato de comida que no había tocado—. No comiste.

—No tengo hambre, responde lo que te pregunté ¿Cuándo me vas a dejar salir?

Jungkook bufó molesto, sacó la cigarrera y tomó uno, lo puso en su boca y prendió, dando una profunda calada, momento después dejó fluir el humo.

—Vístete, regresarás al colegio—dijo en tono serio—. Te daré allá tu teléfono, pero, bueno, creo que es necesario que dejemos unas cosas claras dorogoy, no doy segundas oportunidades, si lo hice contigo bueno, ambos sabemos por qué fue, sin embargo, eso no quiere decir que voy a perdonar cada estupidez que hagas, si te dejó ir, tienes que prometer que no harás alguna tontería, como traicionarme.

Taehyung elevó una ceja antes de sonreír.

—Después de estas semanas, créeme que lo último que quiero es tener problemas contigo, bien, haré lo que digas, pero debes tomar en cuenta que no soy como Jimin, no estaré detrás de ti como un perrito esperando migas de amor, yo soy libre.

—Lo eres, no me refiero a eso, aunque sí tienes prohibido volver a acostarte con alguien más, eres mío. ¿Lo entiendes?

Miró los ojos oscuros y duros de Jungkook, sonrió a medias, ahora podía ver lo obsesionado que estaba el ruso por él, era extraño, Taehyung tenía una capacidad increíble para mantener a las personas en su mano, pero, aunque antes fuera un juego más, ahora significaba algo en lo que no quería pensar, odiaba la posesividad, desde que su esposo murió, probó la libertad, no dejaba que nadie se creyera con el derecho de poseerlo, sin embargo con Jungkook se sentía un poco diferente, le gustaba demasiado ver la locura en sus ojos y saber que él la causaba.

—Supongo que puedo pedir lo mismo ¿No? —elevó una ceja—. Ya te dije que yo no soy como Jimin, me importa un carajo, no voy a permitir que me veas la cara.

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