Capítulo 7

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La noche transcurrió tranquila, hasta podría decir que disfruté de la velada. Me encontré no solo con una Lena madura y hermosa, también con una mujer de la que podías hablar de todo sin temor a que lo viera como coqueteo o segunda intención. No parecía prevenida por nada, salvo quizás a que yo la tocara, pues se negaba a hacerlo.

La reunión era en un par de días, sería la primera vez que me vieran luego del secuestro. Me disgustaba ir solo y que el rumor creciera, también encontrarme con Caitin y me viera derrotado.

No sé porque me llegó la invitación, era de un hermano de Camila Mancini mi ex suegra, con quien traté en pocas oportunidades. La inauguración de su hotel cinco estrellas uno de los tres que abriría alrededor de la Isla.

No hay rastros de quien esté detrás de lo que le hicieron o intentaron hacer a Alana. Sin embargo, no he bajado la guardia y estoy dispuesto a llegar a las últimas consecuencias. Que fuera de esas drogas que desinhibía me causaba bastante molestia y que lo hicieran delante mí, aún más.

"No me hagas daño, no le diré a mis papás, tampoco iré a la policía esta vez", recuerdo las palabras de Lena esa tarde. No sé si reproducía un hecho real o fue producto de su imaginación, igual que lo sucedido conmigo y esa mujer. Por eso no le pregunté porque decia todo aquello, suelto los documentos y me levanto de silla fastidiado. Observo la ciudad ante mí como sigue su curso, la vida sigue sin importar el dolor que tengas.

Constantemente me recrimino por permitirle a esos dos destruir mi vida, aunque quien la está destruyendo soy yo. Ellos son felices y su hijo crece cada día más, lo sé porque en algunas ocasiones paso por su hogar.

—Señor Axel, el General Justin Parissi lo necesita. —escucho por el intercomunicador.

—Has lo pasar —ordeno y giro sobre mi mismo.

Me quedo en pie esperando al padre del que fuera mi mejor amigo y que en muchas ocasiones me dio lecciones de cómo usar un arma, tácticas para conquistar mujeres y consejos para ser respetado. Entra a la oficina vestido de negro y aunque es un color que solo suele usarse en funerales o en bodas, en el, se ve elegante.

—Buenos días Axel—saluda entrando y estrechando la mano que le extiendo. —es bueno saber que estas devueltas, asi no lo creas.

—Es de los pocos hombres que le creo absolutamente todo —le digo sonriendo—el otro es mi padre.

—¡Por supuesto! —responde con una media sonrisa —como debe ser.

—¿Algo de tomar? —niega y sigue en pie —Siéntese por favor.

—Voy a ser directo ¿Qué pretendes con Alana? —me pregunta. —no quiero que mi hija salga dañada, no por otro Conti.

Apoya sus manos en el escritorio y aprieta con fuerza, su manzana sube y baja, aprieta sus labios y sus pupilas se dilatan. No pensé que una simple invitación pudiera causar tanto revuelo, hasta el momento yo no he movido un dedo en contra de su hijo.

—Jamás haría algo para dañar a su hija, ni yo o ninguno de los míos —le aclaro y salgo detrás del escritorio —solo fue una invitación a salir, a un evento público señor...

—Tu familia—dice señalándome e irguiéndose todo lo que su edad se lo permite —ya han dañado a mi hija, tu primo la daño.

Sus manos tiemblan y en segundos sus ojos están humedecidos, se repone rápidamente, al tiempo que yo no sé exactamente a que se refiere.

—Explíquese, por favor —le ruego.

—Sé que estoy viejo y a que a Liam no le interesa nada de lo que tiene que ver con su hermana. Pero estoy dispuesto a hacerme matar por mi hija —recuerdo el incidente durante el juego e imagino que se refiere a eso, por lo que mi deseo en ese instante en hacerle entender cómo fueron las cosas.

Eclipse de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora