Capítulo 23

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Liam

—Doctor Parissi, la señora Camila Mancini lo busca —la enfermera que entra a mi consultorio me mira con rostro apenado.

—Gracias en unos minutos voy —con una inclinación de cabeza sale del consultorio.

—¿Qué cojones es esta vez? —murmuro exasperado y dejando a un lado los documentos que estaba verificando.

Son las once de la mañana y ella en lugar de cuidar a su esposo ha decidido perturbar mi existencia. Ingenuo pensé que la muerte de su hija la haría bajar la guardia. Incluso durante su sepelio, se vio bastante afectada por la muerte de su hija, tanto que llegó a sorprenderme. Caitin y su madre, no eran muy unidas últimamente, no desde que le firmó el divorcio a Axel, sin pedirle nada a cambio. Salgo a los pasillos y el encuentro sentaba en una silla, vestida de negro totalmente, cualquiera creería que lleva un luto férreo por la pérdida de su hija, es su maquillaje, que pone en duda esa teoría.

—Liam, buenas tardes—saluda al verme —lamento mucho tener que molestarte en tu trabajo, pero esto es muy importante. —abre su bolso de mano de donde extrae un documento que me entrega.

Imagino lo que se trata, realmente habían demorado mucho en hacerlo. Mi hijo es su única fuente de ingresos, con su hija muerta, Liam se convierte en su única tarjeta crédito. De a poco mi rutina había empezado a ser la de antes, acudí al sepelio de Caitin y le di el pésame a sus padres, quienes se veían muy afectados, pero verlos peleando la custodia de su nieto y el 50% de mis acciones en el hospital, me hablaba de algo totalmente distinto.

Los Milani veían en su hija un negocio, una tarjeta crédito sin límites y por años Axel fue su principal inversor. Fueron ellos quienes llevaron a Caitin por terrenos de cero trabajo y dinero fácil. Tenía una profesión, que se negó a ejercer, en primera porque Axel le daba casi todos los lujos y luego porque estaba en embarazo.

Tras leer la nota y la mirada severa de la mujer, rompo de dos pedazos el documento que me mostrado y lo lanzó a sus pies. Su rostro se tornó rojo de la cólera, empuñaba sus manos con violencia a tal punto, que podría hacerse daño con ellas mismas.

—Espero tenga suficiente dinero para un buen abogado, porque le aseguro que lo va a necesitar. —hablo al fin —En lo que se refiere a mi hijo... no será tratado como negocio y menos permitiré que lo eduque usted.

—¡Es mi nieto! —dice levantando la voz captando la atención de pacientes y personal de salud —tengo todo el derecho de tenerlo y velar por sus intereses. Además, es el único recuerdo que tengo de mi hija y no tengo porque hablar contigo... Habla con mis abogados.

Antes que se vaya, decido dejarle en claro un par de cosas, si desea gastar en honorarios de abogados es su problema, pero debe saber antes como están las cosas. Estoy casi seguro que las desconoce.

—Su hija rechazo la custodia de nuestro hijo —digo y sus ojos se agrandan por la sorpresa —hay un documento que me acredita como el único responsable de Liam Parissi Milani. Quiere pelear la custodia de un niño que no se ha tomado la molestia en conocer, ni siquiera sabe de qué color son sus ojos.

Empieza a balbucear, pero no llega a decir algo coherente, no tiene como contradecir lo que acaba de decirme. Veo la frustración en sus ojos y sonrió abiertamente, pues no me siento acorralado. Tengo todas las oportunidades de ganar ese caso, no sólo por ser el padre biológico, también porque luego de Caitin firmar, la lleve a un juzgado para que estuviera en los momentos más importantes del niño. No fue a ninguna reunión, ni ella o sus padres, enviaron una carta diciendo que jamás se sintió unida al bebé y que estaba segura yo sería un buen padre.

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