Capítulo 38

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Filippo

Mi hijo y su esposa sonreían mientras bailaban pegados, la boda fue organizada por Agnes, una isla privada propiedad de su familia. Pasar de novios a esposos no es fácil, son dos temperamentos y costumbres que tienen que adaptarse a vivir juntos. No obstante, ambos lo estaban haciendo realmente bien, producto quizás que Axel conocia a su esposa desde pequeña.

En una relación siempre hay uno que cede y eso fue uno de los grandes problemas que tuvo problemas con Caitin. En esa historia era mi hijo el que lo hacía constantemente (ceder), verlo en el plan de hombre dominado dolía. Que ella nunca hiciera nada para demostrarle amor y él fuera el de los sacrificios.

Con Alana era distinto, ambos habían logrado un punto de encuentro perfecto, cada uno había cedido un poco y estaba el hecho que ambos tenían la misma carrera. Hoy por hoy, podría decir que me había equivocado y agradecía a Dios que mi hijo no me había obedecido. Mis labios esbozan una sonrisa al verla soltarse y bailar alrededor de su esposo al sonar un baile más movido.

En mitad de la improvisada pista le hacen un circulo en donde ambos bailan entre risas y los movimientos de cadera de ella. Los invitados eran pocos, ambas familias y un par de amigos míos, de mi hijo y los Kanoe. El hermano de Alana, su esposa e hijos estaban allí y según parece lograron limar asperezas.

Observó a uno de mis invitados solo, contemplando el mar y me acerco a él. Era extraño que Kurn Tomasevic, estuviera en un evento social sin su Dilcia.

—¿Te gusta? —pregunto estando una vez a su lado y sonríe.

—¿La estas vendiendo? —responde sin mirarme.

—No, es de las pocas cosas que Agnes conserva de sus padres, lo demás fue entregado —asiente sin decir nada.

Teníamos lazos con la mafia, pero la de ella era más poderosa que la mía, yo había militado en sus filas y estuve liderándola por años. Me casé con Agnes en un intento de parecer una pareja de casados, pero la realidad era muy distinta. Ambos estábamos siendo señalados como los líderes de Camorra en la parte este de Sicilia. Duramos años casados sin tener hijos, llevando un matrimonio normal. Lo cierto era que Agnes no me era indiferente ni yo a ella y fue fácil enamorarnos, aunque confieso que eran otros tiempos.

Agnes se le estaba yendo la edad para tener hijos y a mi empezaron a cargarme los miedos. La edad adulta trae como consecuencia no solo que te midas a la hora de tomar decisiones arriesgadas, también que todo te aburra y quieras algo más que una vida llena de peligro. Algo realmente extraño para mí hasta entonces.

El temor y el llanto de Agnes al darse cuenta que tenía 35 y dentro de poco le sería imposible tener hijos y el mio propio, al darme cuenta que la empresa familiar seria heredada por terceros, nos hizo replantear las cosas. El retiro no está dentro de los planes, por lo menos no en su totalidad y tener hijos nos era prohibido a Agnes y a mí.

Contra todo pronóstico logramos tener a Axel, hicimos todo cuanto nos exigieron, incluso el de no retirarnos el todo.

—¿Te arrepientes? —pregunta Kurn señalando con su copa a mi hijo —¿De tenerlo? De saber que sufriría de esa manera ¿Persistirías en tenerlo?

Observándolo bailar feliz al lado de la mujer que ama, no me cabe dudas. Sé que su secuestro fue más allá de yo retirar a Bern's del grupo. Matarlo era decirme que inicialmente él no tenía por qué estar en este mundo y de estarlo, debería estar en las filas del grupo. Me he negado a que mi hijo se ensucie las manos en esta porquería, cuando no hay necesidad. Sin embargo, sabe defenderse.

Algo que le debo al griego es que hizo lo que estaba a su alcance para adiestrarlo en cómo protegerse y proteger a los suyos.

—Axel es mi posesión más sagrada... No sé si llegas a entenderme —sonríe y mira en dirección al mar.

Eclipse de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora