Capítulo 15

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Las embestidas son lentas y la sincronía de nuestros cuerpos perfecta. Sus labios rosados están entreabiertos y echa su cabeza hacia pronunciando mi nombre. Una vez hice el amor con ella, se convirtió en una necesidad, Alana era mi vicio. Jamás me cansaré de ella, ha llegado a ser imprescindible en mi vida, tanto, que mis amaneceres son aburridos si ella no está conmigo.

—Axel —gime enterando las uñas en mi espalda y sus espasmos son cada vez más cerca.

—Un poco más, cielo sólo un poco —la aliento.

Aumento mi entrada en su interior, algo que la hace gritar mi nombre y a mi suyo de manera simultánea. El cayo con un beso, ahogando sus gemidos y los míos propios, estamos en mi apartamento, un sitio que había descubierto a ella le gustaba. La intención no fue hacer el amor, pero bastó un rose para incendiar me y allí estaba, casi tendido a sus pies.

Su proyecto lo pasó a una de las habitaciones, por recomendación de Kai y solo ella tenía la llave. Se supone que nos reunimos para adelantar, pero terminados teniendo sexo en el escritorio y luego en la cama. Me abrazo a ella aun en su interior y siento su cuerpo temblar en mis brazos

—Te quiero —pronuncia esas dos palabras y hace que algo dentro de mí se estremezca alejo la cabeza de su cuello para contemplarla y sonríe acariciando mi mejilla —te quiero y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso.

—Estoy seguro de ello, yo también te quiero cielo —digo besando sus labios.

Salgo de ella, me levanto y deshago del preservativo, no ha querido usar métodos anticonceptivos, porque según ella se va a engordar y no quiere eso. Mañana en la tarde y después de ir al juicio le había apartado una cita con una vieja amiga. Ambos queríamos disfrutar Juntos antes de tener familia, teníamos muchas cosas en común, una de ellas era eso. Existían discordias, pero ninguna llegaba ser tan grande como para pasar horas enojados.

Regreso a sus brazos y la encuentro mirando el lugar, no tiene sentido que vivamos separados cuando el deseo de ambos es estar juntos. No sé cómo tocar el tema, sin que se ofenda o le dé la idea que ya no quiero casarme. Descubro que hay solo una manera de hacer esa propuesta y si ella sabe lo importante que es para mí, no pensara en esas cosas.

—¿Qué sucede? —pregunta al verme mirarla en silencio.

—No quiero que te vayas —me atrevo a decir y gira la cabeza para verme un poco mejor, mientras sus cejas oscuras se arquean de forma interrogativa —No me gusta despertar solo, me he acostumbrado a tus domingos conmigo, que me he convertido en un mortal más... Odio los lunes, también los martes, miércoles, etc.

—Eso quiere decir que solo amas los domingos —responde sonriente —y por qué estoy yo, mas no porque descanses ¿Por qué crees que debería aceptar?

Suelto el aire y pienso en una respuesta, no le brindaré nada especial, salvo quizás mi compañía, el cariño y respeto. Me encuentro con la nostalgia, que realmente no puedo decirle algo que la aliente a decidirse.

—Acabo de descubrir que, no tengo algo importante que brindarte para que aceptes, salvo mi compañía y mi amor —respondo tras muchas vacilaciones. —ahorraremos agua, gasolina, agua—repito y se pega a mí con una media sonrisa.

—¿Hagamos algo? Si esta noche decido regresar contigo es un sí. De lo contrario, es un lo pensaré para más adelante. —es una buena propuesta, que mantendrá pensando toda la noche.

No sólo la tenía conmigo en las noches, también el todo el tiempo en casa a mi lado y era una recomendación de Ángelo. Tenía la sensación que a mí lado, le sería difícil dañarla otra vez y de hacerlo, tendrían que matarme. Nos podíamos conocer en otro plano y ver si éramos compatibles o no, que tan bien nos llevaríamos en nuestra vida de casado.

Eclipse de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora