Capítulo 13

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—¿Es todo? —me pregunta al terminar de decirle todo cuanto recordaba de ese día.

—Sí, el señor Leonardo era el único adulto y él entrenador, pero ambos se fueron con minutos de diferencia —me abraza a él y por un momento lo siento tenso.

Le conté todo cuanto le había dicho al oficial y a mi hermano. Ninguno de los dos me creyó, tres hombres quedaron en esa habitación, luego que Bruno entrará conmigo. Uno a uno fueron saliendo los compañeros de Bruno, mientras le decían que había tocado fondo, al pretender estar con la gorda Parissi. El de la cámara que filmaba todo, bruno y yo. No pude y aun hoy me es difícil describir o decir quién era, llevaba una máscara en su rostro de Scream.

—Todo va a estar bien, te lo aseguro —dice rozando sus labios en mi cuello.

Y le creo, sé que mientras esté con él nada malo me ocurrirá. Recuerdo el motivo inicial de mi visita y me alejo para tomar los planos. Me suelta a regañadientes, pero atento a lo que despliego con cuidado en su escritorio, no sin antes tener cuidado de no mancharlo.

—Te presento a mi hijo —me alejo para darle espacio.

Sus ojos grises viajan de un piso a otro, revisa cada detalle, veo administración y alegría en sus ojos. Quería compartir con él mi mayor sueño, no hizo preguntas, rodeo el escritorio e hizo girar los planos, sentándose segundos después y obligándome a mí a hacerlo en sus piernas.

—Espero que este registrado, si no es asi, ya mismo empezamos a hacerlo —es lo primero que dice y si no lo amaba lo suficiente, con eso lo amé más —tienes en tus manos una obra de arte.

—Es mi boleto a mi vejez, en el pienso viajar por el mundo cuando este anciano —susurro observando los planos y siento la caricia en su brazo. —Sí, está registrado, fue mi tesis, tengo la maqueta en casa... No la termino ¿Crees que puedas ayudarme?

Una vez lo observo, me doy cuenta que estoy siendo observada por él, es una mirada extraña, hay ternura, admiración y algo más que no logró descifrar. Sonríe y mi corazón empieza a acelerarse, al verle mirarme de esa manera. Sigue acariciando mi brazo y mi piel se eriza ante ese contacto leve.

—¿En qué te ayudo? ¿Cumplir tus sueños, a edificarlos o a acompañarte luego que estén realizados? —pregunta cruzándose de brazos, dejando un vacío en esa parte de mi brazo que acariciaba de manera descuidada. —cualquiera puede cumplirse o todas si es tu deseo.

¿Era una propuesta de matrimonio? Empieza mi mente a cuestionarse. Le acababa de dice que era mi boleto a mi vejez, mi deseo era viajar por él cuando este anciano. Y él dice aquello, es demasiado pronto me reprocha la parte racional de mí, pero te ha demostrado que le importas reprocha mi corazón.

—No sé...no quiero obligarte a hacer lo que quieres... —es mi tímida respuesta y niega serio.

—Nadie me obliga a nada Cara, deberías saberlo. Creo que empezaremos por terminar esa maqueta y verificar que ese registro sea legal —dice y regresa de nuevo el hombre de negocios —Quizás no lo sepas, pero tienes ante ti una fortuna. —señala el plano y luego a mí — Espero no lo mostraras a nadie, hay sueños que no se comparten cielo, la envidia abunda en este ambiente.

Le digo que solo fue a Zack, que incluso me ayudó una mañana a terminar el área de las máquinas. Le muestro el registro que observa, anota el número en su móvil y lo envía a alguien, diciéndome que esa persona le dirá si está completo o hay que hacer trámites. Lo siguiente que dice me deja muchas dudas, no hace más comentarios que eso una vez me acompaña a la puerta.

—No salgas con nadie, solo con tus padres —dice pasando sus nudillos por mi mejilla —si tienes que hacerlo, hazlo con el tal Kai. Por lo menos sé que es de fiar.

Eclipse de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora