"Y a quien escuche... cantará"

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"She was giving the world
So much that she couldn't see
That she needed someone
To show her who she could be"

*

*Varios años antes*

Aleksandra, princesa de Arendelle... Siempre fue una pequeña tranquila, pero bastante curiosa, desde hacía un tiempo, esa curiosidad la llevaba a meterse en ciertos problemas, siempre terminaba retrasada en los deberes que su madre preparaba para ella o los compromisos que debían atender...
- ¡Jack, es hora de irnos!, Andina, cariño ¿Dónde está Alek?- preguntó Elsa, muy apresurada.
- Oh, no lo sé tía Elsa, la ví después del desayuno, pero luego ya no...- respondió una pequeña Andina, con interrogante en su expresión.
- Ay, esa niña... ¡Aren! ¿Haz visto a tu hermana?- volvió a preguntar Elsa, ahora a su hijo mayor.
- Elsa, relájate, aún estamos a tiempo...- dijo Anna tocando el hombro de su hermana.
Elsa dió un largo suspiro, mirando a Aren.
- Cariño, ve a buscar a tu hermana, por favor...- dijo en tono más "calmado".

- dijo en tono más "calmado"

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- Sí, madre- respondió Aren.
El pequeño príncipe, se dispuso a buscar a su hermana menor por los rincones del castillo dónde solía esconderse a observar sus libros de cuentos o dibujar, sin éxito alguno.
- Caray... ¿Dónde estás pequeña enana?- dijo mirando para todas partes, hasta que noto entreabierta una de las puertas de los balcones, curioso, decidió echar un vistazo ahí...
- Alek, aquí estás...- dijo suspirando aliviado y sonriendo después - mamá te está buscando como loca, es hora de irnos- continúo.
Pero, Alek parecía distraída mirando a lo lejos.
- Date prisa, vamos Alek- dijo Aren tomándola de la mano para llevarla con él.
La acción la sacó de sus pensamientos.
- Hermano, ¿Qué pasa?- preguntó extrañada.
Aren arqueó una ceja, suspiró y negó con la cabeza, ni siquiera se había dado cuenta de que él estaba ahí, estaba muy concentrada en lo que sea que estaba mirando; Aren cumplió con la orden de Elsa y llevó a Alek hasta donde estaban todos y así, pudieron atender el compromiso que ya tenían, una cena en Auradon, en el castillo de Belle y Adam... Normalmente, visitar Auradon era algo de singular alegría para Alek, el príncipe Ben era su mejor amigo, pero está vez se notaba distraída, distante, sin embargo, la visita transcurrió sin menor contratiempo.

Los días pasaban y los demás miembros de la familia comenzaban a notar el cambio de comportamiento en Alek, sin embargo, no tomaron mucha importancia de esto.
Era casi el anochecer de uno de esos días, Andina buscaba a Alek, ya que Anna había prometido que la llevaría a ver las estrellas desde el muelle y luego a comer algo a la cabaña de Oaken junto con Kristoff, Sven y Olaf y quería invitarla, la buscó por todas partes, hasta que la encontró nuevamente en ese balcón...
- Alek, aquí estás- dijo Andina muy animada.
- Hola Andi... ¿Qué pasa?- respondió sonriendo.
- Mamá prometió llevarme a ver las estrellas desde el muelle y luego a comer algo rico dónde Oaken, ¿Quieres venir con nosotros?- sonrió ampliamente Andina.
Alek la miró unos segundos y después miro a ese fijo punto que había estado mirando desde hacía días, dudando un poco.
- Ummm... Creo que esta vez me quedaré aquí... No me siento con mucho ánimo de salir- dijo algo cabizbaja.
- ¿Te sientes mal?- preguntó preocupada la pelirroja.
- No es eso... No es un malestar físico como cuando te caes y te lastimas... Es algo aquí...- dijo tocando su pecho.
Andina la miró unos segundos y después sonrió, tomando sus manos.
- Está bien, pero si sientes que algo duele, dile a tía Elsa o tío Jack... Y si te sientes mejor ¡pueden alcanzarnos después!- dijo abrazándola.
- Sí, muchas gracias, diviértete mucho y come rico- respondió Alek, mientras la abrazaba de vuelta.
Andina siguió su camino hacia la entrada del castillo para ver a sus padres ahí, cuando se topó con Aren.
- ¡Pequeña! ¿A dónde vas tan contenta?- preguntó el jóven príncipe.
Andina le contó el plan que tenían para esa noche, añadiendo que Alek no había querido asistir.
- Y ¿Dices que Alek no quiso ir? La comida de Oaken le encanta...- dijo pensativo.
- Dijo que no se sentía bien, pero que no era un dolor como cuando caes y te lastimas... Sino algo aquí...- respondió Andina, señalando su pecho.
- Ya veo... Iré a verla, supongo que está en el balcón... ¿Verdad?- preguntó él.
Andina asintió; Aren se despidió de ella y continuo su caminata hasta ese peculiar balcón.
- Alek, hermanita... ¿Otra vez aquí?... ¿Qué es lo que te tiene preocupada cariño?- preguntó saliendo y posandose a su lado.
- Hermano... ¿Qué es ese lugar?...- preguntó sin despegar su mirada de la lejanía.
Cuando Aren incorporó su mirada hacia el mismo punto que ella miraba, se dió cuenta de aquello que la tenía tan interesada y curiosa.
- Oh... Bueno... Ese lugar es... Es la 'Isla de los Perdidos', Alek- dijo con cierto tono cauteloso.
Alek abrió sus ojos de par en par al escuchar el nombre del lugar.
- ¿La Isla de Los Perdidos? Y... ¿Qué hay allá?- preguntó curiosa.
Aren suspiró y miró hacia la isla.
- Bueno... En ese lugar, hay personas malvadas hermanita, personas que han hecho mucho daño, villanos...- dijo mirando fijo.
- ¿Quiénes están ahí?- preguntó con cierto temor en su tono.
- ¿Recuerdas al malvado Hans de las Islas del Sur? El sujeto que trato de acabar con mamá y tía Anna para quedarse con Arendelle... Él está en ese lugar- respondió el joven príncipe.
- ¿Quién más?- preguntó con insistencia la pequeña Alek.
- También están... La Reina Malvada, Jafar el hechicero, la temible Cruella DeVill, Úrsula la bruja del mar, el terrorifico Capitán Garfio, la cruel Reina de Corazones, el poderoso Hades y.... Maléfica- dijo encogiéndose de hombros.
Al escuchar este último nombre, Alek sintió un escalofrío qué recorrió toda su espalda
- Ma-Malefica...- dijo pasando un poco de saliva.
- Pero, no debes preocuparte pequeña... mamá, papá, la Hada Madrina y los regentes de los otros reinos se encargaron de encerrar a todos los malvados ahí, tiene una barrera mágica que ellos no pueden romper- respondió acariciando la cabeza de Alek, quien estaba visiblemente inquieta.
- Pero... Ellos tienen magia también... ¿Por qué no pueden?- preguntó.
- Porqué en ese lugar no existe la magia Alek, los enviaron ahí como castigo, por sus malos actos... Ellos y sus hijos, no pueden salir de ahí, nunca...- dijo Aren.
¿Sus hijos? ¿Los villanos tenían hijos? Eso era nuevo para Alek, la idea de que hubiera niños en ese lugar la hacía sentir algo extraño, un vacío, por la descripción que su hermano le dió del lugar... No debía ser un buen sitio para niños... A menos que ellos también fueran malos.
- Pero... No me has respondido, Alek... ¿Por qué tanta curiosidad en ese lugar?- preguntó nuevamente el príncipe.
Alek suspiro y le hizo una seña a su hermano para que se acercará, como si quisiera revelarle un secreto.
- Siento que... Hay alguien que me llama desde allá... Siento que alguien necesita ayuda...- musitó cerca de su oído.
- ¿Alguien? ¿Quién?- preguntó también él en voz baja.
- No lo sé, he estado tratando de hablarle con... "El llamado"- dijo mirando de nuevo hacía la isla.
- El... Llamado... Pero... ¿Cómo? No te he escuchado hacerlo, ni tampoco papá o mamá... ¿Cómo es que...-
- Porqué solo quiero que esa persona lo escuché... Pero, si lo hago ahora, también lo escucharás, es mi deseo que me escuches...- dijo sonriendo.
Alek se sentó al pie del balcón con ayuda de Aren, mirando fijamente aún hacía la isla, comenzó a hacer ese llamado, un canto de sirena, muy particular... Y como bien lo dijo, está vez, Aren también fue capaz de escucharla. El estaba visiblemente sorprendido, aún siendo una niña pequeña, tenía la capacidad de callar el llamado para quien no debía escucharlo y solo para quien ella quisiera llamar, aún cuando no sabía de quién se trata con exactitud.
- Alek, ¿Qué es lo que crees lograr haciendo el llamado? En ese lugar no hay magia... Ese canto es magia... No creo que pueda penetrar la barrera...- No era su intención acabar con las ilusiones de su hermana, pero, Aren tenía razón, la magia no llegaba hasta ese lugar, sin embargo, Alek creía todo lo contrario... Ella afirmaba, que la persona que la llamaba, escucharía su canto.

Helado Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora