Capítulo 9

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—¡Tommy! —grité para llamar la atención del alto baterista, el flacucho se me acercó— ¿Dónde está Nikki?

—Salió a buscarte...

—¡Maldición! —exclamé al sentir un fuerte calambre en mi vientre bajo. No podía pasarme esto delante de todos en el hospital, no esperaba que mi regla llegará justo en este difícil momento.

—¿Que pasa, Kate? —una fuerte contracción llegó e hizo que me inclinará, Tommy se acercó y me contuvo, me agache tocando mi vientre pues el dolor era más intenso.

—No es nada, solo un dolor de estómago —mentí e intenté reponerme.

—Mierda ¡Es sangre! —empecé a sentir un líquido bajar por mis piernas, no no no, de ser más intenso entonces eran ciertas las sospechas que Emma y yo teníamos.

—¡Ah! —grité de tanto dolor, mi cuerpo comenzaba a debilitarse.

—Llamaré a Nikki.

—No me dejes Tommy, tengo miedo.

—Ahora vuelvo —el baterista me dejó sentada en una de las sillas de emergencia y se alejó corriendo mientras me iba sintiendo peor.

En un abrir y cerrar de ojos tenia a Nikki arrodillado delante mío.

—No me mires —dusurré, me sentía avergonzada pues estaba manchando todo el lugar con mi sangre.

Llegó un médico junto con enfermeras que me miraron preocupadas.

—Esta teniendo un aborto —dijo una de ellas. Mierda, Emma estaba en lo correcto.

—¿Que? —Nikki primero miro al médico y luego a mi 

—Hay que llevarla a urgencias —dijo el médico— Tiene una hemorragia muy fuerte.

No quería decir nada, me ofuscaba la situación en la que estaba, nos quedamos sin casa, estaba sufriendo un aborto del que no tenía ni idea y lo peor era que Nikki se iría en muy pocos días.

                  (***)

—Amor

Debido al dolor me inyectaron un sedante y ahora despertaba poco a poco por la voz del pelinegro.

—¿Como está Emma? —pregunté.

—Nos dijeron que está bien, está muy preocupada por ti.

Asentí y me acomode mejor en la camilla.

—Nikki ... Siento mucho haber perdido un bebé tuyo —mi cerebro aún no procesaba por completo todo lo que había pasado en un solo día.

—Fue un accidente —dijo, sus ojos verdes se encontraron con los míos y se formó una ligera sonrisa en su bello rostro— Podemos tener más hijos o al menos intentarlo.

—No quiero que te vayas —dije con la voz entrecortada.

—No quiero irme —el pelinegro se acomodó en la camilla junto conmigo y me rodeó con sus fuertes brazos. Sus dedos acariciaron suavemente mis hombros y yo con mi brazo derecho lo apreté más a mi.

La puerta se abrió dejando ver del otro lado a una enfermera algo mayor, Nikki se bajó rápidamente de la camilla.

—Tiene que dejarla descansar —entro la mujer y fue directo a revisar el suero que tenía inyectado.

—No me voy a ir —susurró y estaba segura que lo había escuchado pues la mujer volteo a verlo sin expresión alguna.

—Mañana serás dada de alta y siento mucho tu pérdida —asentí  y la mujer se fue.

La habitación se llenó de silencio, me acomode quedando sentada y Nikki se acerco, su mano acarició mi cabeza delicadamente, con él cerca a mi me sentía mucho mejor, por breves momentos olvidaba lo desastroso que había sido este día.

—Kate, se mi novia.

—Pensé que ya lo era —dije e intenté sonreír.

—Debes venir conmigo a la gira, aún hay tiempo.

Negué entonces, no podía irme con tantas cosas pendientes que tenía ahora, la recuperación de Emma, el conseguir un nuevo apartamento e intentar que todo sea como antes.

Nikki rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—Tengo que conseguir una casa —dije.

—Puedes vivir en la mía.

—Emma no estaría contenta.

—Emma puede vivir con Vince y Sharise —el pelinegro y yo reímos ante su burla, se sabía que en cualquier momento Sharise iba a trapear el piso con mi rubia amiga.

Esa tarde, Nikki y yo conversamos hasta de los mínimos detalles de nuestras vidas, apreciaba mucho que se haya quedado conmigo hasta casi el día siguiente, si no fuera por otra enfermera de turno más pesada que la anterior probablemente nuestra primera noche juntos como novios habría sido en un hospital. A la mañana siguiente antes de ser dada de alta pase a ver a Emma, la rubia estaba muy lastimada, más de lo último que recordaba y debía quedarse al menos 3 o 4 días más y yo por los analgésicos me sentía algo mejor.

—Y ahora donde mierda viviremos —me habló la rubia a penas entre a su habitación.

Recordé lo que Nikki había dicho y una ligera risa escapo de mis labios.

—Para cuando hayas salido me encargaré de tener un nuevo apartamento.

La rubia asintió, pobre Emma, tenía una pierna enyesada, la ceja rota y varios moretones en el rostro. Vince no había venido a verla y eso explicaba en parte su malhumor.

—Quiero la misma cama de antes —dijo Emma— Me la tienes que conseguir.

—Yo voy a extrañar mis frazadas —hablé.

La rubia soltó un gran suspiro.

—¿Iba a tener un sobrino?

—Ibas —respondí.

—Nikki te tiene tan idiota que no estás atenta ni con tu cuerpo.

—¿Lista para irnos nena? —Nikki se asomó por la puerta de la habitación.

Asentí.

—Abandoname, traidora.

Nikki se acerco y me abrazó, sabía que era para molestar a Emma.

—Ahora es mía.

La rubia respondió sacando el dedo medio.

Firme los papeles del alta médico y salí junto a Nikki, ahora nos encontrábamos rumbo a su mansión.

—¿Como te sientes?

—Mucho mejor contigo a mi lado —respondí tratando de ser cursi, no era lo mío pero con Nikki me nacía serlo. Como respuesta obtuve una linda sonrisa, lo que me motivo a sonreír también, pose mi mano en la suya apretando ligeramente. Ser novia de Nikki Sixx no estaba en mis planes, para nada, jamás imaginé conocerlo y menos enamorarme, realmente estaba agradecida con Emma por haberme roto la mano ese día.

Love on the Wild Side (Nikki Sixx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora