Capítulo 17

9 1 1
                                    

17

Pov. Lishi

No sabía qué contestar a la pregunta de Kim, pero no iba a decirle que había sido Kwang Min, no quería que el pobre chico tuviera problemas por ser amable y preocupado. Era increíble e impresionante para mí decir esto, pero, comenzó a agradarme, aunque no por eso iba tomarle completa confianza y dejar que estuviera por muchas horas hoy con mi hermana. Eso jamás.

Al terminar de tomar el delicioso café que me había preparado mi adorada hermana, tomé mi bolso y mi chaqueta negra de cuerina, miré con cariño a Kim y luego me fui.

El cielo estaba nublado y una gran brisa fría congelaba cada lugar de mi cara, pero eso no me impedía ir al trabajo. Llegué al hospital, -justo a tiempo- y me dirigí hacia el vestidor del personal para mujeres. Saqué mi traje que traía en mi bolso y caminé hacia un estrecho lugar para cambiarme.

Al salir de allí me encontré con la chica con la que había discutido hace unos días atrás, pero sin sus amigas esta vez. Estaba de brazos cruzados, bloqueando el paso de salida mientras apoyaba su peso en una de sus flacuchentas piernas.

—Disculpa, pero obstruyes mi camino. Si no te has enterado, debo ir a trabajar —. Dije mientras me acercaba a ella, enfrentándola.

—No te dejaré salir. Lo siento.

Todo en mí comenzó a prepararse para la gran pelea verbal.

—Si no sales de allí ahora, tu cabeza no va a estar en el mismo lugar de siempre, si no que en uno oscuro e impensable…aunque creo que ya te hiciste la idea de dónde va a ser, ¿verdad? —reí malvadamente.

Sus ojos se abrieron impresionantemente grandes e inclinó su cabeza hacia atrás, pero aun conservando su dignidad. —No me intimidas. Solo quiero que te disculpes por humillarme frente a mis amigas el otro día.

¿Humillarla? ¿Yo? Por favor.

— ¿Yo te humillé? Tú fuiste la que empezaste con todo eso, yo tan solo lo terminé cortésmente —. Agregué sínicamente, alzando una de mis cejas y cruzándome de brazos.

—Pues… —hizo una pausa —debo conservar mi orgullo.

— ¿Orgullo? ¿Tienes orgullo? —le pregunté, un tanto estupefacta por lo que había dicho. ¿Acaso se le llama tener orgullo humillar a alguien en su primer día de trabajo? Pues, yo creo que no.

—Sí. Así que pídeme disculpa.

Mis manos se transformaron en puños y la mirada de la chica se dirigió rápidamente a ellos y luego volvieron fijamente a mi mirada, que pareciera que saliera fuego de ella.

La puerta que estaba tras de ella comenzó a abrirse y aparecieron sus amigas. Sus mejillas se transformaron de un blanquecino a color rubí,  y le hice una seña con mis cejas diciéndole, es mejor que te hagas a un lado querida, y creo que lo entendió, ya que fingió una sonrisa hacia sus amigas y se removió para dejarme salir. Solté una risita irónica, y cerré fuertemente la puerta.

Un Sueño Hecho RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora