Pov. Lishi
No, no voy a hacerlo, me dije a mí misma luego de haberlo pensado mejor. Luego de observar a Kwang Min, quien estaba sentado a un lado de la cama mirando como un loco psicópata a mi hermana, me retracté de la loca decisión de permitir que se quedara a dormir en nuestra casa, obviamente en el sillón. ¿Cómo pude haber pensado tal estupidez? Creo que el amor me quitaba por completo la razón.
Me crucé de brazos —Oye, ¿no crees que ya es muy tarde?
Este me miró con su ceño fruncido, mirándome extrañado por el tono de voz rudo con el que le había hablado — ¿Qué?
—Ya oíste — Respondí—, tú ya sabes que no me agradas demasiado, pero debo soportarte por mi hermana, además debes recuperar energía para la larga "conversación" que sé que tendrás mañana con Kim.
—N-no puedo comprender lo que tratas de decirme, Lishi —balbuceó.
Comencé a reír cuando comenzó a ponerse nervioso. —Vaya, que eres lento—negué con mi cabeza — Trato de decirte que te vayas...a descansar.
Terminé diciendo, tratando de no sonar demasiado dura. En silencio se despidió de Kim con un beso en la mejilla. Ella aunque estuviera durmiendo, sonrió y se volteó hacia el otro extremo de la cama.
Que cursi, murmuré por lo bajo mientras mi cuerpo se estremecía. Yo era de ese tipo de chicas que no podía estar mirando demasiado tiempo ese tipo de cosas. Me daban ganas de vomitar.
Luego de irse, me tomé un tiempo para reflexionar. Caminé hacia la sala de estar, tomé un libro de uno de los estantes de la mini-biblioteca, y comencé a leer. Trataba de concentrarme, pero miles de preguntas se me venían a la cabeza, no podía prestarle atención al contenido del libro porque estaba completamente fuera de lugar.
Salí afuera para tomar un poco de aire fresco, lo necesitaba. Cogí mi abrigo y me dirigí a las afueras de la casa. No recordaba lo hermoso que era el jardín, ya que no tenía el tiempo para poder siquiera sentarme en el césped, pero ahora que podía, lo aprovechaba al máximo. El cielo estaba despejado, y observaba el precioso halo que abrazaba a la luna, mientras la briza de la oscura noche acariciaba mi cara.
No recuerdo cuanto tiempo estuve allí, pero me sentía en paz. Obviamente no podía dejar de pensar en mi hermana, no podía creer que mi hermana se había embriagado por la situación que estaba pasando, pero el darme un tiempo a solas me sentía dispuesta en querer ayudarla y en estar a su lado más que nunca.
Luego de una larga sesión de liberación de tensiones, entré a la casa para cambiar a Kim a su pijama. Ella aún dormía, y la pena aún recaía en su rostro, aunque esta vez la veía mucho mejor. Como una buena amiga le quité la ropa sucia que llevaba encima, y fui en busca de su ropa para dormir. Volviendo a la cama, con mucho cuidado comencé a ponerle la ropa tratando de no moverla bruscamente, ya que eso traería muchos problemas "estomacales" ~si me entienden~ y la removí con cuidado, acomodándola de costado para que no se ahogara, en caso de que ella vomitara en la noche, pero obviamente yo iba a estar al tanto de todo eso.
Mi cuerpo estaba completamente cansado. Yo estaba muy exhausta, así que me dirigí hacia el refrigerador para tomar un poco de leche y luego irme a dormir. Cuando terminé de tomar la última gota que quedaba en el vaso, con el pesar de mis pies pude llegar con suerte a la cama.
—Oh, cama dulce cama —susurré al recostar mi cuerpo sobre la cómoda y adorada cama.
Sentía como cada vez mis párpados pesaban, y mis ojos trataban de cerrarse, pero un odioso grito proveniente de afuera hizo que saltara de golpe. Maldiciendo en voz baja, me levanté bruscamente de la cama, furiosa de que no me pudieran dejar en paz por unos minutos. Cuando abría la puerta, me encontré con una gran sorpresa.
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Un Sueño Hecho Realidad
FanfictionPrólogo Kimberly, una chica de 23 años que junto a su mejor amiga Lisha, viajarán a realizar sus sueños al país al que siempre desearon conocer y en el que cambiarán por completo sus normales vidas. En un mundo totalmente diferente a lo que ellas im...