Capitulo 7

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Comencé a caminar por la calle y el aire era fresco, mis ojos se cerraban cada vez que la brisa abrazaba mi rostro, eso me relajaba. Tomé un taxi para poder llegar rápido al hospital. Lo único que quería era que me aceptaran, quería ayudar a Kim, no quería que ella fuera la única que estuviera aportando en casa. A cada minuto recordaba las palabras de Kim, la recordaba a ella, y eso hacía que siguiera en esto.

Dejándome frente al hospital, le pagué al taxista y cuando salí del auto solté una gran bocanada de aire. Esto tenía que resultar.

Esperando sentada en la sala de espera, saqué mi celular para distraerme un rato, y no pude creer lo que estaba viendo. Tenía un mensaje. Me encantó verte de nuevo. Podríamos vernos hoy en la tarde si te parece ;). Teuk.

¡Oh-Santo-Dios! Mi corazón se paralizó por completo. Mis manos no podían moverse. No podía creerlo. No podía creer que Leeteuk quería salir conmigo, y no sé cómo pudo obtener mi número celular.

¡Oh, Demonios Kim! ¡Te voy a matar!

Solté un suspiro y traté de tranquilizarme lo más que podía, pero antes de que respondiera el mensaje, la secretaria avisa que el director se había desocupado. Liberando mi segundo suspiro, me levanté del asiento y me dirigí a la oficina. Cuando volví a ver el rostro de aquel anciano respetable que había visto en solo unas horas, me estaba sintiendo un poco tensa.

-Nos volvemos a ver – dijo al verme entrar.

Me reverencié y traté de fingir una sonrisa por lo nerviosa que estaba. – Si, espero no haberle interrumpido.

-No, no, toma asiento – sonrió, señalando el asiento en el que me había sentado hace unas horas.

Comencé a sentirme aún más segura recordando las palabras de Kim, así que comencé a sacar los papeles que guardaba en mi bolso. Se los entregué al sabio anciano quien los miraba detenidamente. El asentía con su cabeza mientras leía, y con su mano comenzó a rascar su barbilla.

-¿Tienes los papeles de tu visa?...necesito ver si puedes trabajar.

-¡Sí, sí! – Comencé a buscar rápidamente en mi bolso –… aquí están – se los entregué en sus manos.

El aire se sentía muy pesado, sentía que no podía respirar por el nerviosismo, pero trataba de no demostrarlo. Odiaba sentirme así, tan insegura. Pero realmente quería que me aceptaran.

-Bien. Solo puedo decirte que esta aceptada – Me  dio una gran sonrisa que hizo que saltara de la emoción. No podía creerlo. Esto era lo mejor que podía haberme pasado. – Pero sabes lo que debes hacer antes ¿verdad?...tienes que…-

No dejé que terminara, por la emoción me levanté rápidamente del asiento – Sí señor, lo haré y daré lo mejor de mí, se lo prometo.

-Bueno eso espero. –Entrecerró sus ojos adorablemente. Era increíble que hasta un anciano se viera adorable al hacer eso. –Te tendremos un horario mañana, así que necesitas dejar tu número telefónico donde mi secretaria, quien te avisará definitivamente cuando comenzarás a trabajar en nuestro establecimiento ¿ok?

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