Capítulo 20

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Pov. Kimberly

Kwang Min me llevó a comer al aire libre, donde había Kimchi, que era lo que más comían en Corea, o bueno, eso es lo que yo he escuchado. Me daba curiosidad de cómo iba a ser el sabor de esa cosa.

Comencé a ver detenidamente la mirada de Kwang Min para averiguar si en sus ojos reflejaba algún sentimiento hacia mí, pero nada, cero. Refunfuñé enfadada tirándome hacia el respaldo del asiento con fuerza mientras arrugaba mi nariz. Él me mira extrañado.

— ¿Qué ocurre Kimy?

Alcé mi mirada hacia la suya un poco avergonzada con una sonrisa inocente. —Nada. No pasa nada.

—Okay…eso espero —me sonrió.

Agaché mi cabeza para que no notara demasiado mi sonrojo. Joder, ¿por qué esta reacción siempre me pasa cuando él dice algo que descontrola cada parte de mí? Pero no puedo negarlo, me gustaba esta nueva sensación.

La comida había llegado, y la emoción por probar esa cosa que tenía bajo mi nariz hizo que saltara de mi silla, ansiosa. El olor que emanaba esa exquisitez hizo que tomara los palillos que estaban a un lado del plato y comenzara a comer con desesperación y con curiosidad de averiguar ese nuevo sabor que guardaría dentro de uno de los cajones internos que tenía en mi estómago como los “aprobados” y los “no aprobados”.

—Guau Kim, no creí que encantara la comida —dijo él, impresionado por la rapidez con la que me comía el Kimchi. Creo que se sintió cómodo al ver la manera en como yo estaba comiendo, porque en cosa de segundos comenzó a igualar mi velocidad para comer, como si estuviéramos compitiendo.

—Oh no, claro que no lo harás —Sonreí malvadamente mirándolo de reojo, aun triturando la comida con mis dientes.

Los dos nos reímos simultáneamente, su sonrisa llenaba hasta lo más profundo de mí ser.

Asht!!! Ya me estaba poniendo cursi.

Cuando terminamos de comer, puse mis manos sobre la mesa, aún imaginándome que la comida estaba allí. Kwang Min apoyó su mentón sobre las palmas de sus manos y puso sus codos sobre la mesa.

—Háblame de ti.

— ¿D-De mí? —cuestioné.

—Sí, de ti. Quiero conocer a la chica que está frente a mí.

Ya está. Mi corazón estaba por salir de mi boca.

Traté de controlarme. —Está bien, pero no sé de donde empezar.

—Cuéntame de tu familia —se acomodó en su asiento, inclinando su cabeza hacia adelante, preparándose para la gran historia.

Le conté la vida que tenía con mi madre, y bla, bla, bla. Para que entrar en detalles. Cuando terminé de contarle todo mi historial, bueno, obviamente me había guardado algunas cositas personales, él echó su cuerpo hacia atrás.

Un Sueño Hecho RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora