Pov. Lishi
Este día era de esos que eran infernales. Cuando había llegado, tenía a dos pacientes del médico que estaba en el turno anterior de diferentes edades que estaban sufriendo convulsiones. Me encontraba estresada ya que debía estar en dos lugares a la vez.
— Doctora Evans, Doctor Dong Yul...la pequeña niña ha vuelto a tener convulsiones— nos dijo una de las enfermeras corriendo cuando estábamos preguntándoles a las amigas de la joven de unos 21 años, como lo había leído en el registro, quienes podrían saber muy bien por qué su amiga estaba en ese estado.
Tuvimos que dejar a un lado las preguntas y corrimos hacia donde se encontraba la niña.
—Joder... —dije por lo bajo cuando Dong Yul me mira preocupado por la manera en la que se encontraba la situación.
El cuerpo de la niña se estremecía y saltaba de arriba abajo, sin detenerse. Le dije a Dong Yul que le inyectara la medicina, para que la convulsión se detuviera aunque sea por unos minutos, minutos que eran muy valiosos para nosotros.
La madre de la niña se encontraba completamente desesperada. Sus ojos se ampliaban, aguantando las lágrimas que estaban a punto de salir y su mirada reflejaba miedo, mucho miedo, y eso me destrozaba el corazón.
—Tranquila señora, su hija va a estar muy bien —. Le dije tratando de tranquilizarla. Ella aunque dudaba de mis palabras solamente asintió.
Le hice una larga interrogación y sus respuestas simplemente no me ayudaban demasiado, ya que constantemente sus respuestas eran un NO. Joder, estaba realmente desesperada, odiaba este tipo de situaciones, pero debía tolerarlo, no tenía ningún derecho a reclamar ya que yo fui quien eligió esta carrera.
Le dije a una de las enfermeras que se encontraba junto con nosotros de que por favor se comunicara con un neurólogo, porque necesitaba ver ~a las dos~ si tal vez el problema se inició por un problema cerebral o si era algo más grave lo que tenía que tratar. Esta se fue corriendo de inmediato.
Nuevamente un problema nos volvió a golpear. La joven nuevamente estaba convulsionando.
Esta vez fue Dong Yul quien me dio la orden. Sin ningún problema asentí, no como hubiera pasado hace un mes atrás cuando recién nos estábamos "conociendo". Busqué en los cajones las jeringas y la sustancia líquida que haría que la joven se detuviera por un momento. Tenía los nervios de punta extrañamente. Es que era porque nunca había vivido esto físicamente, si no que en las clases teóricas, pero sabía muy bien lo que debía hacer.
***
Luego de unas largas horas ya podía respirar con tranquilidad. A la niña y la joven las pudimos estabilizar, no como lo podía haber hecho el doctor anterior, pero estaba feliz de poder ayudar. Me senté por un momento para pensar, ¿En qué o en quién? Se preguntarán ustedes, pero la respuesta era obvia, porque la simple respuesta era solo una simple palabra: Niel.
Estaba como tonta mirando la pared, cuando de pronto me interrumpe de mis hermosos pensamientos mi querido compañero.
—Vaya, debes de estar muy cansada Evans —. Aún seguía nombrando mi apellido porque no le había dado la autorización de nombrarme por mi nombre, aunque aún me incomodaba que me llamaran así.
Solté un suspiro —. Ya deja de llamarme así y solo dime Lishi.
—Oh...ya veo. Al parecer ya me agregaste a tu círculo de amistades —me guiño un ojo y me dio un leve golpe en mi codo con el suyo.
Lo fulminé con mi mirada. —Puede ser que ahora me agrades un poco, pero eso no significa que te entregue mi confianza completamente, así que si vuelves a golpearme otra vez de esa manera, lo lamentarás.
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Un Sueño Hecho Realidad
FanfictionPrólogo Kimberly, una chica de 23 años que junto a su mejor amiga Lisha, viajarán a realizar sus sueños al país al que siempre desearon conocer y en el que cambiarán por completo sus normales vidas. En un mundo totalmente diferente a lo que ellas im...