Capitulo 5

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Pov. Kimberly

Uy, ayer comimos tan rápido que mi estómago aún tenía el aspecto de casi explotar. Parecía una pelota y además apenas podía caminar, pero por lo menos dormí satisfecha, aunque estoy hambrienta. Comencé a dirigirme hacia el baño para tomarme una ducha refrescante. No dormí muy bien, además de que estaba planeando las cosas que enseñaría hoy. Tenía ganas de pedir un préstamo porque necesitamos comprar cosas, como un refrigerador grande ~para guardar mucha, muuucha comida~, tal vez un televisor, aunque no lo ocuparíamos mucho pero serviría para los futuros invitados y otras cosas más. Pero primero debo trabajar todo este mes si quiero eso y dar todo de mí, porque si lo hago ahora me dirán que es muy pronto para pedirlo, así que trabajaré muy duro.

Comencé a buscar entre mi ropa algo para el día de hoy. Encontré una polera calipso con una chaqueta semi formal de tela color azul marino y unos jeans negros con otras converse  que tenía de color azul. Algo no muy llamativo y un poco formal para mostrar también un poco mi forma de ser, aunque mi forma de vestir no es muy buena que digamos.

Lishi seguía descansando. Así  que le dejé una nota para decirle que me había ido al trabajo, tomé mi celular y mi bolso, y me fui rápidamente de allí.

La agencia solo quedaba a unas cuadras de la casa, no mucho como cuando nos hospedábamos en el hotel. Ahora me podía ir más tranquila. Me dirigí a una cafetería que solo se encontraba a dos cuadras de mi trabajo, pedí un café negro sin azúcar porque debía tomar algo fuerte para estar más despierta ya que no había dormido mucho ayer. Mis pasos eran pesados y creo que tenía unas grandes ojeras que adornaban mi rostro. Pero eso no importaba, lo que más importaba era mi empeño en el trabajo.

Cuando estaba a punto de llegar, me encontré con una persona en especial. Jenny Sung. Su cabello sedoso que no podía comparar con el mío ~que estaba poco cuidado~ sus ojos cafés oscuros, y su caminar de chica presumida, ondeando su cabello teñido contra el viento, hizo que me sintiera un poco asustada. Poco a poco se acercó a mí con una mirada enfurecida. No podía entender por qué. Me puse tensa, pero intenté no demostrarlo. Teniéndola frente a mí pude oler su fragancia de perfumes caros que podía comprar gracias a la fama que le daba Yesung. Yo solo le sonreí.

-¿Cómo me puedes sonreír maldita sínica?- mis ojos se abrieron sorprendidos.

-¡¿sínica?! …tú no tienes ningún derecho en llamarme así…ni siquiera me conoces- le aclaré riéndome irónicamente. Ella se veía molesta.

-Claro que te conozco, eres la perra que trata de quitarme a Yesung…pero tú…no me lo vas a quitar- afirmó apuntando con su dedo índice hacia mí. Tenía ganas de golpear ese rostro bonito y dejarla como un auto chocado por miles de autos a la maldita.

-En primer lugar, no tienes ningún motivo para que vengas a hablarme de esta manera…

-Oh, claro que si la tengo…- me interrumpió acercándose a mí, tratando de retarme.

-¡Cállate! Y déjame terminar…- le grite tratando de borrar su maldita voz de mis oídos. Creo que la estoy empezando a odiar – Yo no te estoy quitando a Yesung, solo somos amigos. Salimos, sí, pero no tengo ninguna intención de quitártelo…apenas nos conocemos, y yo no soy ese tipo de chicas que se aprovechan de la fama de los demás para llamar la atención…- sus ojos se abrieron al sentirse totalmente identificada. Solté una pequeña risa.

-¿Qué es lo que te causa risa?- dijo con un tono de voz totalmente molesta, pero sus mejillas se comenzaron a sonrojar al darse cuenta que nos estaban viendo las personas que pasaban cerca de nosotros. Fingió una sonrisa cuando una chica le mira extrañada.

Un Sueño Hecho RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora