◆AXL◆
09 DE ABRIL DEL 2011
Ubico mis manos en la cintura de Shay, la atraigo hacia mí y enseguida asalto su boca. Muevo mis labios sobre los suyos, disfrutando del beso, y acaricio su lengua con la mía. Sus dientes aferran mi labio inferior de manera suave y placentera, cuando lo liberan, palpitante y ardoroso, le doy un beso más breve e inocente.
—Ojalá vinieras conmigo —murmuro, apartándole el cabello de la cara recién lavada. Estoy saliendo hacia Westwood, en media hora más estaré de camino a Beaufort junto al resto del equipo.
—Tengo que reunirme con Calvin y Debbie para comenzar a trabajar en el proyecto que nos han dejado. Es una cosa un poco grande, al menos para mí. Vamos a desarrollar un cortometraje de cinco minutos —aunque parece contenta al respecto, noto el velo que empaña su voz y sus expresiones; mañana llegan nuestros padres, incluso a mí es algo que me pone aprehensivo. Es frustrante el hecho de que ni siquiera podremos estar juntos por completo en este día, sabiendo que cada que se mueven las agujas del reloj, el tiempo de tranquilidad se nos agota.
—Vale, lo entiendo —paso dos dedos por la línea de su mandíbula y me inclino para besarle la frente—. Estoy muriendo por verlo.
—Tendrás que esperar un poco, este es un proyecto que presentaremos para el final del semestre. Parece que tenemos mucho tiempo cuando en realidad siento que no es así —hace una mueca, de pronto pareciendo asustada, y niega con la cabeza; no sé si se refiere únicamente a su proyecto o lo que dijo guarda relación con algo más profundo—. No voy a agobiarme todavía.
—Correcto, no te agobies —sonrío—. Ustedes tres lo harán perfecto. Y, bueno, será mejor que me marche de una vez o Matt y yo llegaremos tarde y Wilson nos va a dar mierda por ello.
—Vale —ríe, abrazándome fuerte y soltándome al segundo siguiente—. Espero les vaya muy bien en el partido. Escríbeme cuando estés de vuelta, lo más probable es que esté en la cafetería para esa hora.
—Okay, te dejo las llaves del carro en la encimera. Matt ya debe estar abajo esperándome. Cuídate.
Deposito otro beso en sus labios y recojo mi maleta del suelo, me la cuelgo al hombro y salgo del apartamento. Efectivamente Matt ya está esperándome en su auto; aviento mi maleta en el portaequipajes y luego ocupo el asiento de copiloto, chocamos los puños a modo de saludo y nos ponemos en marcha.
Matt lleva puestas unas Oakley deportivas negras con rojo y, además de conducir, parece concentrado en su goma de mascar.
Está demasiado callado para ser normal.
—¿Va todo bien?
Chasquea la lengua y alcanzo a advertir que me mira de refilón brevemente.
—Creo que el viejo anda en malos pasos otra vez.
—¿Malos pasos?
—Anoche compartió en Facebook una foto con una chica. No pretendo ser un cabrón juzgándola por una foto, pero... —se interrumpe, parece darle vueltas al asunto y al final deja escapar un gruñido exasperado—. Ya sabes, ella tenía pinta de zorrita fina, de las que saltan de billetera en billetera, lo cual ha sido un requisito en sus últimas esposas.
—Así que temes que esta sea tu madrastra número ¿qué? ¿Siete? ¿Ocho?
—Creo que sería la ocho, aunque ya perdí la cuenta. Pero sí, me temo exactamente eso. Ella llevaba una gargantilla que lucía cara, cuando él comienza a dar ese tipo de regalitos solo puede significar que va a adquirir una nueva esposa. Porque, vamos, eso es lo que hace. Las compra. Salvo por Rose, que realmente parecía quererlo, las demás solo se han enamorado de su cuenta bancaria.
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Plan B
RomanceTras descubrir un inesperado secreto, la tranquila vida de Shailene Miller se convierte en un desastre que ella no está segura de poder -o querer- manejar. Shay no soporta el drama, y, sin embargo, ha terminado en el medio de uno. His...