◆SHAY◆
08 DE FEBRERO DEL 2011
Una buena forma de evadir lo que está pasando es pretender que estoy molesta por cualquier cosa por la que en realidad no estoy molesta.
Lo que me ha estado torturando verdaderamente durante las últimas semanas se mantiene encerrado en mí, asfixiándome, empujándome a noches de llanto que me hacen sentir débil y tonta. Nunca he sido del tipo de chica que llora por todo, ni siquiera cuando era pequeña, pero ahora las lágrimas parecen algo difíciles de contener, me acosan y me asaltan a su antojo, produciendo una ristra de emociones que van desde la tristeza hasta un profundo enojo.
No sé por qué fuimos provistos de sentimientos que no somos capaces de controlar.
—¿Todavía estás molesta con él? —La voz de Reese es dulce, delicada, nadie adivinaría la retahíla de palabrotas que puede salir de esa boca.
Estamos en una mesa, la misma que hemos tomado desde el semestre pasado todos los días.
La cafetería tiene un ritmo constante que me relaja un poquito: el ruido de los cubiertos, la comida siendo servida en los platos y bandejas deslizándose en las mesas. El murmullo de conversaciones producidas por un sinfín de voces de entusiasmados estudiantes me resulta extrañamente relajante.
En respuesta a la pregunta de mi amiga, me limito a encogerme de hombros. La oigo suspirar.
—¿Todavía está enojada contigo? —Ella lanza la pregunta ahora a Axl, que está sentado frente a mí. Siento sus ojos azul verdosos puestos en mí, quemando mi piel, incluso aunque no me atrevo a verlo directamente.
—No lo sé —le oigo decir, su voz suena enfada, pero incluso así logra transmitir esa sensación agradable de calor en mi pecho al oírlo—. No me ha hablado por casi cuatro días. Está rompiendo su récord.
—¿En serio? —Reese suena incrédula y yo trato muy fuertemente de ignorarla—. Nunca había dejado de hablarte por tanto tiempo, ¿verdad?
El bufido que se oye es de Axl.
—El asunto es que ella nunca había dejado de hablarme —hay una pizca de reclamo en su voz—. Nunca.
Ante esto no puedo quedarme callada.
—Cierra la boca —gruño, dejando que mis ojos se entornen mientras lo miran.
Su bandeja tiene un sándwich de lo que parece ser atún, no lo ha tocado. Está apoyando los codos en la mesa, inclinado hacia delante, mirándome con fijeza.
—¡Milagro! —me apunta, esa alegría en su voz no se refleja en su rostro serio—. Me habló. ¿Lo escucharon todos? ¿Reese? ¿Jordan? La chica me habló.
Qué va, eso ha sido un espectáculo nada más. Él tiene las orejas y el cuello enrojecidos, eso claramente no es por felicidad.
Mi entrecejo se arruga y siento mi rostro caliente. Agradezco que mi piel sea de un tono moreno claro, porque de otra manera seguro que el enrojecimiento sería más notorio.
Quiero responderle con algún comentario listillo, pero ninguna réplica lo suficientemente buena viene a mi mente. Odio que los argumentos ingeniosos no acudan a mí cuando más los necesito.
Aprieto los labios, molesta, y me concentro en los ojos de venado que siempre me han gustado. Él me sostiene la mirada con decisión, como un reto. La tensión entre nosotros podría cortar el aire.

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Plan B
RomanceTras descubrir un inesperado secreto, la tranquila vida de Shailene Miller se convierte en un desastre que ella no está segura de poder -o querer- manejar. Shay no soporta el drama, y, sin embargo, ha terminado en el medio de uno. His...