Epílogo

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◆AXL◆

31 DE AGOSTO DEL 2015

El partido termina cuando la pelota cae en mi guante, marcando el tercer y último out para el equipo contrario. Las ovaciones de la afición no se hacen esperar, hemos ganado y es jodidamente genial que sea así porque es mi cumpleaños y nosotros hemos dado un gran juego el día de hoy.

Doy una rápida mirada a mis compañeros de equipo y luego mis ojos ubican prontamente en el palco correspondiente a mi chica. Ella me está mirando también, sacude la mano hacia mí y envía un beso soplado antes de formar un corazón con sus manos mientras ríe.

Absolutamente todos estos años de terapia para hacerla más cariñosa han funcionado, pero debo admitir que la seguiría amando aunque no dejase de ser una completa anti-romántica. Le envío un beso soplado de regreso y luego me uno al equipo para el protocolo final.

Saludamos a los del otro equipo, nos toman algunas fotos y mientras salimos hacia las duchas los reporteros nos hacen cortas entrevistas. No me detengo demasiado a responder porque tengo prisa.

Rápidamente llego a los vestidores, me deshago del uniforme y luego me dirijo a las duchas.

Media hora más tarde salgo con mi maleta al hombro, Shay se encuentra conversando con la esposa de Myers, el cátcher, cuando me ve se despide de ella y corre a nuestro encuentro. Se pone de puntitas para besarme, permitiéndome saborear su boca, y yo quiero realmente mandar a la mierda todo el romanticismo y simplemente hincarme ante ella en este momento para proponerle matrimonio. El anillo ha estado conmigo por algunos meses ya, esperando el momento ideal. El último día del año pasado me dije que este sería el año en el que pondría dicho anillo en su dedo anular. Pues bien, ese día ha llegado.

Shay dijo que tendríamos una cena para los dos en nuestro apartamento, algo sencillo solo para festejar mi cumpleaños. Y yo no pude estar más de acuerdo, una cena íntima será perfecta, si tengo suerte tendré el mejor regalo en mi cumpleaños número veintitrés.

—¿Listo para festejar, cumpleañero? —me pregunta con una amplia sonrisa mientras acuna mi rostro entre sus manos.

—Más que listo —presiono mis labios contra los suyos nuevamente—. ¿Vas a deslumbrarme con tus habilidades recién descubiertas en ese curso de cocina que tomaste?

—Voy a deslumbrarte, lo prometo —hace el intento de guiñarme un ojo y yo rio porque ella es realmente mala para ello.

—Tú me deslumbras todo el tiempo, mi amor —entrelazo sus dedos con los míos y comenzamos a caminar hacia la salida.

La veo frunciendo los labios cuando llegamos al auto que adquirí el año pasado. Ella no estaba muy contenta al respecto, pero el Challenger pasó a mejor vida y entonces pensé que no estaba mal tener un buen auto si era capaz de costearlo. Honestamente tengo un buen sueldo y ella también, trabaja en un estudio creativo importante de Massachusetts donde le va bastante bien. Pero Shay siempre ha tenido algo contra las cosas "demasiado lujosas" que en realidad solo engloba autos con nombres europeos o joyas, prefiere gastar su dinero en otras cosas, es por eso que conduce un modesto y compacto Spark.

—¿Todavía no te gusta el auto? —ruedo los ojos mientras abro la puerta para que ella entre.

—No es eso —me enseña la lengua mientras sube y yo rio, corriendo a guardar mi maleta en el portaequipajes para luego subir tras el volante.

—Es un buen carro —insisto.

—No dije que no —se encoje de hombros—. Solo estaba pensando... —niega con la cabeza—. Luego hablaremos de eso. Mamá manda a decirte feliz cumpleaños, por cierto.

Plan BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora