◆SHAY◆
26 DE MARZO DEL 2011
Los brazos fuertes de Axl me envuelven con suavidad mientras que su barbilla está ligeramente apoyada en mi cabeza. Su pecho con pecas diminutas, iguales a las que adornan sus hombros y nariz, sube y baja de forma pacífica mientras duerme. En unos minutos más lo despertaré, tomaremos el desayuno y luego nos iremos a Myrtle Beach a iniciar nuestras vacaciones de Pascua.
Mi madre aún no me llama para decirme que vaya a Nueva York, por lo que creeré que no quiere que lo haga, cosa que no me molesta en lo más mínimo.
Estoy disfrutando de un poco de tiempo con Axl, lejos del caos y sin pensar en ello. Ya me tocará pagarlo, porque absolutamente no es algo que se pueda mantener fuera de nuestras vidas para siempre, sin embargo me preocuparé más tarde.
Suspiro, dejando que mis dedos vaguen por su cuerpo, haciendo trazos en él desde su pecho hasta su torso marcado con abdominales. La dureza es reconfortante bajo las yemas de mis dedos, palpo sus costillas y cada centímetro de la piel cálida que encuentro. Recorro con una caricia la parte baja de su abdomen, justo donde está el elástico de su bóxer, y lo siento removerse. Su mano atrapa a la mía, impidiéndome seguir explorando sobre su piel, y la mantiene quieta mientras deposita un beso en mi coronilla.
—No hagas eso —murmura, alejando mi mano.
Echo hacia atrás la cabeza para poder verlo a la cara, tiene los ojos cerrados aún.
—¿No hacer qué cosa? —digo, mordiéndome los labios para no reír.
—Eso.
Me suelta y hace un trazo desde su pecho hasta el sitio donde interceptó a mi mano antes, intentando escenificar lo que yo hacía.
—¿Esto? —rio y aprovecho para volver a tocarlo, enseguida me detiene de nuevo.
—Basta.
—¿Por qué?
No responde y yo alcanzo con mis labios su clavícula, dejando allí un beso. Antes de darme ocasión para reaccionar, se coloca sobre mí, sus brazos flanquean mis lados y su rostro está justo encima del mío.
—Tampoco puedes hacer eso —hace una pequeña mueca, mordiendo su labio inferior mientras niega con la cabeza y enarca una ceja—. Ya que estamos esperando para dar el siguiente paso, no tienes permitido hacer eso.
Parpadeo sin apartarle la mirada. Está oscuro aquí dentro, así que es difícil apreciar con claridad el tono azul verdoso en sus ojos que tanto me encantan.
—No hacía nada malo —le aseguro.
Enarca ambas cejas y entrecierra los ojos. No me dice nada, simplemente toma con dos dedos el cuello de la vieja camiseta suya que estoy vistiendo y tira hacia abajo. Abro mucho los ojos y él ríe por mi expresión mientras sus brazos se flexionan, acercándolo peligrosamente a mí.
Mi pulso se dispara y... Corrección, olvidémonos de mi pulso porque éste explota en cuanto los tibios labios de Axl se presionan en mi clavícula para formar un camino de besos hasta mi cuello.
Abro la boca para decirle algo pero, como no estoy segura de que eso vaya a resultar en algo más que un vergonzoso jadeo, prefiero guardar silencio, mordiéndome los labios para mantenerlos sellados. Siento mis mejillas ardiendo y sé que probablemente estoy sonrojada, así que agradezco infinitamente la poca luz que hay en la habitación en este momento.
Axl sube sus labios hasta mi mandíbula y me muerde juguetonamente, luego se detiene cerca de mi boca, mirándome con diversión.
—La venganza es dulce —me ofrece una enorme sonrisa, sus labios acaban en mi frente, donde dejan un casto beso—. Averigüemos que hay para desayunar, ¿eh?
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Plan B
DragosteTras descubrir un inesperado secreto, la tranquila vida de Shailene Miller se convierte en un desastre que ella no está segura de poder -o querer- manejar. Shay no soporta el drama, y, sin embargo, ha terminado en el medio de uno. His...